GAIAK
Interview
Unai Urretxo
Director de orquesta

«Sorozabal ha creado un tipo de obra que todo el mundo puede disfrutar»

A pesar de una agenda repleta de proyectos, el director y trombonista guipuzcoano asume hoy en el Kursaal la dirección de una de las obras más reconocidas de Sorozabal, ‘La tabernera del puerto’, con la ilusión, el tesón y la permanente sonrisa que le caracterizan.

El director de orquesta arrasatearra vuelve a Euskal Herria. (QUINCENA MUSICAL)

Director titular de la Orquesta Filarmónica de Saigon (Vietnam) y profesor en la Universidad de Suwon (Corea del Sur), Unai Urretxo (Arrasate, 1977) vuelve a casa para disfrutar de su primera vez en Quincena.

Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero cada vez es más habitual verle trabajando aquí.

La verdad es que sí. Después de hacer el concierto de temporada con la Orquesta de Bilbao, tanto la orquesta como su Director Técnico confían en mí y los conciertos que han ido saliendo desde entonces es en gran parte gracias a eso. Volver a casa siempre es una maravilla, y sobre todo con la Orquesta de Bilbao, que para mí es una orquesta muy especial. Además, los músicos colaboran muy bien. Estoy muy contento aquí. De todas formas, es cierto que nadie es profeta en su tierra, pero yo soy de la filosofía de que todo tiene un tiempo y si tiene que pasar, pasará; y si no tiene que pasar, tampoco pasa nada.

La orquesta conoce ya la obra. ¿Es una ventaja o un inconveniente a la hora de crear una versión personal?

Conocen la obra, pero tampoco es de repertorio. La última vez que la orquesta tocó La Tabernera del Puerto fue en el Teatro Arriaga en 2006 y, anteriormente, hay que retroceder hasta 1980. Y es refrescante, porque me he encontrado una orquesta muy flexible y que está lista tanto para acompañar a los cantantes como para hacer música juntos, dependiendo de cómo vayan las cosas y de las necesidades de los cantantes en cada momento.

El elenco de cantantes para esta zarzuela es local pero de un alto nivel: Andeka Gorrotxategi, Miren Urbieta-Vega…

Sí, la verdad es que estoy muy contento. No les conocía porque vivo y trabajo en Asia y aquí nunca había trabajado antes con cantantes, pero ha sido una grata sorpresa. Es una manera muy bonita de hacerle el homenaje a Pablo Sorozábal: con buenos artistas, una orquesta fantástica… Aunque sea en concierto, procuraremos que sea un concierto con energía, que la gente se lo pase bien. No va a ser representada, pero no faltarán los diálogos y podremos disfrutar de la zarzuela completa. Además, me gusta en este sentido que sea un homenaje musical, es una oportunidad de no distraerse con la escena y apreciar verdaderamente su música, lo que él escribió.

En Corea dirige ópera habitualmente pero, ¿y zarzuela?

Va a ser para mí la primera vez. Pero bueno, el planteamiento en principio es el mismo que para una ópera. La principal diferencia es que, en el caso de la zarzuela, las melodías son más conocidas, más oídas, tal vez más folklóricas… Por eso algunas veces se tocan con poco cuidado, con poco detalle, casi como si fuese música de menor categoría. Afortunadamente, esto no pasa siempre y hay versiones fabulosas, pero la zarzuela no se suele tratar con el mimo que merece. Si algo he aprendido en Corea es que, ahora que se hacen muchas óperas nuevas –y cuando hablo de óperas nuevas hablo de compositores coreanos–, ellos cuidan mucho lo de casa. También, cuando estudié dirección en Polonia, recuerdo que a todo el repertorio de compositores polacos se le daba mucho cariño, se cuidaba mucho. Cuando recientemente hice en Musikene un programa sobre compositores vascos –Guridi, Sorozábal, Escudero, Usandizaga…– les decía lo mismo: estas cosas hay que hacerlas con cuidado, con expresividad, con respeto… tal y como se lo merecen, de la misma forma que si se estuviera interpretando un Brahms, un Mendelssohn, o una ópera de Puccini. Hay que darle esa delicadeza, y es lo que estoy intentando hacer con La Tabernera del Puerto.

En Corea hay fantásticos cantantes líricos y muy preparados. ¿Qué tal se les da la zarzuela?

No la han cantado nunca. En Corea no se canta zarzuela y ni siquiera música española. Es curioso, pero jamás se ha hecho una zarzuela u otra obra en castellano. Y el problema no son los textos porque, a menudo, en óperas como Così fan tutte, se sustituyen los recitativos en italiano por textos en coreano para facilitar la comprensión de lo que está pasando, para acercar la ópera al público en general. Esto se podría hacer igualmente con la zarzuela, cantando en castellano y adaptando los diálogos al coreano, es totalmente viable, eso no es una excusa para que no se haga. Pero, no sé, probablemente sea simplemente desconocimiento. Yo, por ejemplo, el año pasado hice un proyecto con una coral y cantaron en euskera –¡y lo hicieron fantástico!– y siempre estoy tratando de estimular proyectos de este tipo. Ahora va a entrar en Corea, en Seul, el Instituto Cervantes –que hasta ahora solo tenía presencia en Tokio, en Japón– y vamos a tratar de darle un empujón para que haya por fin un descubrimiento de la música de aquí.

La ‘tabernera del puerto’ es una de las joyas de Sorozábal y de la zarzuela en general. ¿Qué tiene de especial?

Lo que primero llega al público es que está llena de melodías preciosas. Y además, Sorozábal ha sabido cómo encarar y conjugar los momentos serios con los momentos tiernos, los momentos románticos y también los momentos de humor. Le ha dado a esta zarzuela –bueno, yo no la llamaría zarzuela, la llamaría “opereta seria” – ese equilibrio necesario. Sorozábal ha dado un paso hacia arriba acercando este tipo de obras al público en general, es decir, ha creado un tipo de obra que todo el mundo puede disfrutar. Da igual si se es más o menos melómano, siempre hay un momento o una melodía con la que te engancha. Y creo que ése es el mérito de Sorozábal.

¿Cómo se ve a Sorozabal con estos 125 años de perspectiva? ¿Sigue vigente?

A mí me gustaría que estuviese aún más vigente. Como decía antes, yo he vivido en muchísimos países y, siempre, han dado mucha importancia a los compositores de casa. Aquí también se les cuida, pero se toca en Euskadi, alguna vez en el Estado español, pero rara vez en otros países. Yo creo que ahí está el asunto con nuestros compositores: se les hace caso en casa, se les toca en casa porque son de casa, pero falta que se les dé una proyección fuera.

¿Y por qué no trascienden a otros países? ¿No nos sabemos sacar partido?

Yo creo que es por desconocimiento, más que nada. En los teatros, en las orquestas, ya suele haber un repertorio bastante amplio y es difícil abrirse a otras cosas. Y en Europa aún veo más fácil tocar algo de Sorozábal, pero en Asia son mucho más cerrados a la hora de acercarse a nuevas músicas, siempre les cuesta lo nuevo. Ya he dirigido diez veces La Bohème, diez veces Carmen, diez veces Don Giovanni, diez veces La Traviata… tienen un repertorio muy clásico que repiten una y otra vez. Y en las orquestas sinfónicas pasa exactamente lo mismo: siempre tocan Beethoven, Mahler, Brahms… pero raramente se atreven a descubrir otras cosas. Seguiremos trabajando y haré todo lo que esté en mi mano para que esta música llegue a todas partes.