AUG. 11 2022 - 12:38h Movimientos cíclicos Intérpretes: Albéniz Trío. Obras: ‘El resurgir del Ave Fénix’, obras de J. Turina, M. Ravel y K-M. Murphy. Lugar y fecha: Donostia, Museo San Telmo 10/08/2022. El trío Albéniz en el concierto. (Andoni CANELLADA | FOKU) Nora Franco Kazetaria / Periodista Además del ciclo de Música Antigua, el claustro del Museo San Telmo acoge estos días el ciclo de Música de Cámara de Quincena, dentro del cual se enmarcaba el concierto que tuvo lugar anoche del conjunto madrileño Albéniz Trío. Destacados alumnos de la Escuela Superior de Música Reina Sofía, los tres componentes se conocieron mientras completaban sus respectivos estudios y en 2017 formaron este grupo camerístico que, en su corta andadura, ha cosechado ya numerosos premios y está consolidando una creciente y merecida fama.El trío presentó en esta velada un proyecto de notable interés y madurez titulado El resurgir del Ave Fénix haciendo referencia a la capacidad de esta ave mitológica de resurgir de sus cenizas, es decir, a una existencia cíclica donde el fin es también el principio. El primer y más claro ciclo de este concierto es el propio repertorio, que comienza con el primer trío con piano que escribió Turina –lleno de románticas modulaciones armónicas y líricos aires de romanza– para continuar, siguiendo la trayectoria del compositor sevillano, con un trío de Ravel, el más conocido y de mayor calado del compositor de Ciboure que, seguramente, fue la mayor fuente de inspiración para Turina durante su estancia en París –con una escritura totalmente distinta de clara intención impresionista, que juega con las escalas modales y llena de luz, colorido y sensaciones la partitura, creando atmósferas para una música que diríase líquida–. Para cerrar este ciclo, el que fue el último piano trío de Turina, donde vuelve –en parte– a ese punto de partida, pero con una visión completamente nueva que, aunque sigue teniendo ese inconfundible aire español, mezcla de arrojo impulsivo y picardía a partes iguales, ahora insinúa, desdibuja y sombrea. Curiosamente, este último trío de Turina también conforma en sí mismo el segundo círculo del concierto, con una estructura en tres partes de Amanecer-Mediodía-Crepúsculo. Otra obra de 1997 compuesta por la canadiense Kelly-Marie Murphy es claramente otra estructura circular, con una forma ternaria en la que, con el título ‘Give me Phoenix wings to fly’, evoluciona a través de la transformación del fénix con un paisaje sonoro de mayor fisicidad, lleno de vértices y aristas, vivaz e interpelador.El trío, formado por Paula Brizuela –cello–, Luis María Suárez –violín– y Javier Rameix –piano–, destacó por su interpretación perfectamente equilibrada, de impecable técnica individual pero aún mejor trabajo conjunto, donde ninguno de los tres sobresalió ni un ápice –salvo que lo exigiera la música–. Con un amplio abanico dinámico, en todo momento mantuvieron fraseo y dirección, con un sonido forte –pero cantabile– muy lleno y redondo, que dejaba claro un serio trabajo de búsqueda de sonido y de análisis conjunto de cada obra, que el público supo reconocer puesto en pie.