JAN. 03 2023 - 20:04h Los satélites son capaces de encontrar fósiles desde el espacio Las imágenes multiespectrales por satélite ya son capaces de servir a los paleontólogos para detectar yacimientos fósiles prometedores antes de adentrarse en lugares remotos. Bosque petrificado en Arizona. (Universidad de Oregón) NAIZ Washington Una nueva investigación del laboratorio del paleontólogo Edward Davis, del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oregón, muestra que los datos de satélite pueden revelar grandes fósiles individuales desde el aire, lo que permite a los investigadores de campo embarcarse en búsquedas más específicas sobre el terreno. Sus hallazgos se han publicado en la revista ‘Geological Magazine’. «Organizar el trabajo de campo es muy caro y conlleva muchos riesgos de seguridad», explica en un comunicado Elena Ghezzo, que dirigió el trabajo como investigadora postdoctoral en el laboratorio de Davis. «Así que cualquier información adicional que se pueda obtener sobre el terreno antes de ir es útil. Mi método parece ser muy bueno para descartar regiones que no tienen fósiles». El equipo ha analizado imágenes de satélite multiespectrales, que incluyen no solo la luz visible, sino también otras longitudes de onda como la ultravioleta y la infrarroja. Al observar cómo el paisaje absorbe o refleja todos estos tipos de luz, los investigadores pueden distinguir características concretas, como los fósiles, del fondo. Este tipo de datos por satélite se utiliza a menudo para realizar estudios aéreos de las ciudades y seguir las pautas de uso del suelo. Pero hasta ahora no se había empleado para buscar fósiles concretos, detalla Ghezzo. Los investigadores probaron su idea con datos del Parque Nacional del Bosque Petrificado de Arizona. Hace más de 200 millones de años, este paisaje era un frondoso bosque de coníferas. Hoy es un colorido desierto salpicado de troncos fosilizados. Basándose en un mapa de referencia que crearon a mano, los investigadores pudieron identificar las firmas en los datos de satélite que distinguían un fósil del fondo o de otras características del paisaje. Para ser detectado por satélite, un fósil debe ser mayor que un solo píxel de la imagen. Y su composición mineral debe responder a la luz de forma diferente a la del material circundante. Es más fácil cuando el paisaje es llano y abierto, con relativamente pocos obstáculos, como ocurre en el Bosque Petrificado. Pero también se pueden tener en cuenta otros datos sobre la geología y la topografía de la región, para ayudar a los investigadores a distinguir un fósil de, por ejemplo, un árbol o una gran roca. Ghezzo ha colaborado con el laboratorio de Davis gracias a una beca mundial Marie Sklodowska-Curie, un premio que financia a investigadores noveles de instituciones europeas para que lleven a cabo proyectos de investigación independientes en el extranjero. Ahora está probando la técnica en diversos yacimientos fósiles de todo el mundo, desde Perú a Egipto y Mongolia. Y más cerca de su casa, Davis está especialmente interesado en aplicar el método a algunos de los yacimientos de su equipo en el este de Oregón. En gran parte del este de Oregón, los fósiles se encuentran dispersos en vastas extensiones remotas. Algunas zonas, como John Day Fossil Beds, están declaradas espacios naturales. Los vehículos motorizados están prohibidos, por lo que los fósiles deben encontrarse a pie. «Hay muchos lugares en el interior de Oregón a los que es muy difícil acceder incluso hoy en día», apunta Davis: «Tener la capacidad de utilizar la fotografía aérea para encontrar fósiles podría ayudarnos a asignar nuestros recursos». A mayor escala, una técnica de este tipo podría formar parte de un cambio dentro del campo de la paleontología. Las prácticas del pasado, que incluían la voladura de laderas con dinamita, han dañado irreparablemente el paisaje en algunos casos. Una nueva generación de paleontólogos trabaja para hacer más sostenible este campo y preservar el contexto en el que se encuentran los fósiles. «Ya no excavamos mucho», afirma Davis. En su lugar, los investigadores suelen esperar a que los fósiles queden al descubierto por la erosión y luego excavan de forma más selectiva. Y los datos por satélite pueden ayudarles.