MAR. 22 2023 - 21:25h El árbol como medicina natural: disminuye el estrés y evita enfermedades En el Día Internacional de los Bosques, que se ha celebrado este martes, la ONU ha destacado los beneficios que tienen los árboles en la salud. Según la oficial forestal superior de la FAO Amy Duchelle, actúan como barrera para disminuir varios tipos de enfermedades. La ONU reclaca el impacto positivo de los arboles en nuestra salud. (Alexander FATTAL | Getty Images) Sofía Henales (Efe) El árbol «evita muertes y problemas importantísimos de salud» y funciona como «farmacia natural» al actuar como barrera para la transmisión de enfermedades y disminuir varios tipos de afecciones, desde las enfermedades respiratorias a la depresión, según la oficial forestal superior de la FAO Amy Duchelle. Son estos beneficios para el bienestar humano los que han llevado a la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU y al Foro de las Naciones Unidas para los Bosques a elegir el lema «Bosques y salud» para conmemorar este año el Día Internacional de los Bosques, una efeméride que se celebra cada 21 de marzo desde hace diez años, ha explicado a Efe Duchelle. Además de «cuidar nuestra salud», los bosques «son fuente de alimento y nutrición y tienen un papel central en la lucha contra el cambio climático», ha indicado Duchelle, quien se lamenta de que, a pesar de ello, se están perdiendo muchos, «un total de 10 millones de hectáreas por año» entre 2015 y 2020, lo que equivale a «14 millones de canchas de fútbol». Entre 2015 y 2020 se han perdido un total de 10 millones de hectáreas por año, lo que equivale a «14 millones de canchas de fútbol» Los motivos son diversos, aunque el principal es por la conversión de la tierra en otros usos, especialmente el agrícola, cuya «expansión es responsable de casi el 90% de la deforestación mundial», por lo que esta experta defiende la «transformación en los sistemas agroalimentarios» llevando de la mano al sector forestal y a la agricultura. Otros factores son la degradación forestal causada por insectos, que dañan «alrededor de 35 millones de hectáreas», o los incendios forestales, que solo en 2015 afectaron a«unas 98 millones de hectáreas de bosque». Un bosque de abetos en Le Chenit, Suiza. (Valentin FLAURAUD/AFP) «El estado de los bosques del mundo» de 2022, un informe elaborado por la FAO, está por ello «más enfocado en soluciones, específicamente por tres vías: detener la deforestación, restaurar las tierras degradadas y ampliar la agroforestería y criar cadenas de valor verdes de manera sostenible», lo que requiere «políticas favorables y mayor inversión», además de «apoyar y recompensar a los pueblos indígenas: unos actores que protegen y gestionan los bosques». Pero los árboles no se encuentran únicamente en los entornos rurales, sino que cada vez parecen cobrar mayor protagonismo en las ciudades, aunque en muchas de ellas todavía «no se les valora adecuadamente», según Susana Domínguez, presidenta de Bosques Sin Fronteras, una organización destinada a «poner en valor su importancia para el planeta y para el día a día». «La gente sigue podando los árboles de forma drástica porque les molestan las hojas o les quitan las vistas» En su opinión, hay que «respetar los bosques urbanos de nuestras ciudades, y el gran problema que tenemos en Europa es que no se está haciendo» de manera general y coordinada, y pone el ejemplo de Suiza, donde «la gente sigue podando los árboles de forma drástica porque les molestan las hojas o les quitan las vistas». Se plantan, pero no se conservan Otro problema añadido es que «las empresas quieren plantar árboles para fijar CO2, pero no conservamos los que tenemos», cuando el árbol grande da «muchos más beneficios ecosistémicos» que el recién plantado, ya que emite más oxígeno, fija partículas contaminantes, baja las temperaturas y mejora la infiltración del agua. Domínguez ha apuntado que «falta esa sensibilidad de entender que esos árboles viejos son como catedrales y son importantes para nuestra vida, para nuestra cultura, para nuestra historia y para nuestra tradición», y ha indicado que «es fundamental que los poderes públicos se conciencien» de ello. Así, el árbol «sigue siendo el invitado dentro de las ciudades, cuando debería ser la estrella porque es el único componente natural que no pide casi nada y da prácticamente todo» a los ciudadanos.