JUN. 15 2023 - 12:20h Fiestas de Baiona: este año sube el precio del pase, el año que viene cambian las fechas El Ayuntamiento de Baiona ha aumentado de diez a doce euros el precio del brazalete que da acceso al recinto festivo en los días de mayor afluencia de público. Este año cambia el precio y el que viene serán las fechas, ya que en 2024 las fiestas se adelantarán dos semanas por los Juegos Olímpicos. El Reyn Léon saluda a la multitud reunida, el 28 de julio de 2022, ante el Ayuntamiento de Baiona. (Patxi BELTZAIZ) Maite Ubiria El brazalete para acceder al recinto festivo de Baiona en los días de más afluencia pasará este año de diez a doce euros, mientras que el año que viene la capital labortana adelantará sus fiestas dos semanas, por lo que coincidirán, al menos en parte, con los sanfermines. El Ayuntamiento de Baiona acordó, el pasado 1 de junio, actualizar el precio de la pulsera que da acceso al recinto festivo en los días de mayor afluencia de público. De esta forma, a excepción de los baionarras, los bestazales que quieran acceder al recinto festivo entre el viernes 28 y el domingo 30 de julio deberán abonar no ya diez, sino doce euros, al haber sido esa la subida acordada por el pleno municipal. Los brazaletes se podrán retirar gratuitamente en el caso de los baionarras o adquirir, previo pago de 12 euros, a partir del lunes 19 de junio, según informa el Ayuntamiento. El pase de fiestas se implantó en 2018, y su precio inicial fue de ocho euros. En 2022 ya se aplicó la subida de dos euros, y este año se fijará en 12 euros en una subida que, como es habitual, el Consistorio justifica por el coste creciente, en especial del capítulo de la seguridad. Desde que una reforma impulsada por París hiciera descansar en las instituciones locales el pago de una parte del costo que implica el despliegue de distintos cuerpos uniformados durante eventos multitudinarios, para el Ayuntamiento de Baiona el equilibrio de las cuentas se ha convertido en el principal rompecabezas de unas fiestas a las que, por lo demás, los cambios adoptados en los últimos años no le han sentado demasiado mal. En 2022, tras dos años de parón pandémico, 1,2 millones de personas acudieron a disfrutar de las fiestas en la capital labortana, un 15% más de la marca registrada en 2019. La decisión de adelantar el calendario para evitar la «oleada vacacional de agosto», que generaba una afluencia de público difícil de gestionar, se aplica ya desde finales de la década de los 2000 y esa modificación no ha influido, al menos para mal, en las fiestas patronales de Baiona. Tampoco el último anuncio oficializado por el Ayuntamiento de que los festejos de 2024 se adelantarán en dos semanas para programarse exactamente entre el 10 y el 14 de julio ha sido acogido con mayor desvelo por la hostelería local. Quizás porque, inicialmente, el anuncio hecho por París, en el otoño de 2022, de que durante la duración de los Juegos Olímpicos no se podrían celebrar eventos multitudinarios en el Hexágono generó un temor a que decayeran las fiestas. Cuatro pelotones de CRS El alcalde Jean-René Etchegaray asegura que, recibida la garantía por escrito del Ministerio de Interior de que se desplegarán cuatro unidades –280 agentes– durante el periodo festivo, el cambio podrá hacerse «sin menoscabo de la seguridad». Disipado el fantasma de la cancelación, el adelanto aparece como un mal menor, aunque plantee algunas dudas por la coincidencia de varias jornadas festivas con San Fermín. Lo habitual es que Iruñea abra el calendario y su localidad hermanada, Baiona, le siga tras el ‘Pobre de Mí’, lo que permite disfrutar de las dos citas festivas. Nicolas Biscay, gerente del bar-restaurante ‘Moka’ (Saint-André), augura, en declaraciones a ‘Mediabask’ que, pese al cambio de fechas, «seguro que seguirá habiendo mucha gente, como hasta ahora» y añade que le sorprendería que «la gente que viene de La Rochelle, Burdeos o París deje de venir a Baiona» por la coincidencia de calendario con Iruñea. Además, como las fiestas de 2024 solo coincidirán con el segundo fin de semana de San Fermín, a los besatazales siempre les quedará la oportunidad de calentar motores a orillas del Arga para echar el resto en la ciudad del Aturri.