GAIAK
Interview
Joss Stone
Cantante

«El soul es tristeza o felicidad, pura emoción humana desnuda»

La británica Joss Stone escuchó y cantó soul en su hogar desde que era niña y comenzó a despuntar en público con 13 años. Antes de llegar a la mayoría de edad era ya un bombazo mundial con su primer disco. Ahora celebra veinte años de andadura y debuta en suelo vasco el martes 25 en Jazzaldia.

La cantante de soul Joss Stone visitará Jazzaldia por vez primera. (Kristin BURNS)

Había ganado un par de concursos para debutantes, la fichó un productor norteamericano y, con 15 años, Joscelyn Eve Stoker (Dover, Inglaterra, 1987) tenía su primer álbum, ‘The Soul Sessions’ (2003). Interpretaba temas clásicos de Sugar Billy, Bettye Swann, Laura Lee, Carla Thomas, Aretha Franklin, James Brown o Solomon Burke que la lanzaron al pop internacional.

La clave era su privilegiada voz soul, que abraza otros géneros como el reggae o el pop, y una personal habilidad como compositora. Desde entonces, ha publicado ocho discos de estudio, vendido millones de copias, ha ganado un Grammy y dos Brit-awards, colaborado con Mick Jagger o Damian Marley en la experiencia Super Heavy y se ha codeado en escena con muchos de los grandes.

Dos décadas después lo celebra con el recopilatorio y la gira ‘Twenty Years of Soul’ que será por fin su debut vasco clausurando el martes 25 el 58 Jazzaldia donostiarra, con seis instrumentistas y dos coristas. Antes, ha conversado con NAIZ desde casa, con su segundo hijo, de ocho meses, colándose en el zoom («por encima de todo soy una madre», nos asegura).

¿Cómo se siente ante esta nueva gira?

Me siento muy bien, gracias por la conversación. Pero excusa mi tono casi de susurro porque no quiero despertar a mi pequeño bebé.

¡Excusada! Es su segundo hijo, ¿qué tiempo tiene?

Mi segundo hijo, sí. Tiene ocho meses. Es tan lindo… ¿Quieres verlo? [Y enfoca el zoom hacia el niño].

Su nombre es Joscelyn Eve Stoker, ¿de dónde sale ese pedregoso Stone?

Buena pregunta. Suena duro, ¿no? Simplemente sucedió que de pequeña odiaba mi nombre y cuando crecí en esto de la música pensé que con ese nombre no conseguiría ser famosa. Y se me ocurrió lo de Stone, pero referido a una piedra preciosa que puedas acariciar en tu mano.

Celebra ‘Veinte años de soul’. ¿Qué hay que festejar?

Me gusta hablar en plural y cuando digo ‘we’ quiero decir yo y mi audiencia. Hemos construido todo esto en común. Desde quien compró mi primer disco, para asombro de mis 16 años, hasta hoy, hemos crecido juntos en cada momento de encuentro, de emoción, de sentimiento, de amor…

«Crecí en una familia de cuatro hermanos escuchando todo tipo de canciones, era la casa de las músicas»

Con la música siempre como argamasa.

Es mi trabajo, y lo es todo. El vehículo que me ha movido por tantos países y me ha hecho encontrar gente y sitios maravillosos. Toda esa increíble vivencia, incluido haber conocido a mi marido y tener dos hijos, ha sido gracias a la música. Es muy especial que unos sonidos y canciones hayan gustado a la vez a tanta gente. Parece mágico.

Empezó en público a los trece años con éxitos de Aretha Franklin, Whitney Houston o Donna Summer. Pero tenía ya sus propias canciones. ¿De dónde le venía tal desparpajo?

Pues no lo sé muy bien. Por mi voz, he intentado siempre estar ligada al soul. En este género no es una cuestión de edad, país, cultura o color de piel; importa la calidad y el sentimiento de tu música. Es un campo en el que tienes que tener buena voz y a mí me encantó interpretarlo desde cría.

¿Su hogar era «la casa de las músicas»?

Así es. Mi padre era un enamorado del soul, James Brown, el reggae… Mi madre cantaba a Anita Baker, Whitney Houston… y muchas veces lo hacíamos juntas. Mis otros tres hermanos escuchaban pop, hip hop... A mí me dio sobre todo por el soul. Hacia los diez años vi un anuncio con citas de canciones de Aretha Franklin. No sabía ni que existía, me entusiasmó y le dije a mi madre que quería aquello por Navidad. Su ‘Greatest Hits’ fue mi primer disco.

Quiso debutar con sus composiciones, pero el productor Steve Greenberg le impuso que lo hiciera con versiones.

Fue muy frustrante, era tan joven… Hubo una fuerte discusión entre mis padres, mi manager y Steve, y al final no tuve más elección.

Con la perspectiva de los años, ¿cree que él tuvo razón?

Sí, tomó la decisión acertada. Me juntó con músicos de la vieja escuela que me animaron y me mostraron el camino. Fue un gran aprendizaje. Era casi una niña y necesitaba pasar por una experiencia tan enriquecedora. La gran especialista Betty Wright me ayudó a entender el interior del soul y las técnicas de interpretación.

¿Cómo se sintió una adolescente de Dover viajando a trabajar a Miami y haciéndose famosa y rica?

Triunfar tan temprano fue asombroso, me costaba creer lo que estaba pasando. Pero cuanto más avanzaba el proceso, mejor me fui adaptando a la novedad y acabó siendo mi nueva vida. Sucedió así, bastante de repente, sin mucha transición.

Se ha hablado de ‘invasiones’ del soul británico desde los sesenta. ¿Por qué es tan especial en Gran Bretaña?

Amamos el soul y también el reggae, y no sé bien por qué. Respecto a la música americana creo que nos ha atraído siempre porque es muy buena y está cantada en inglés, y la entendemos mejor. Lo del reggae habría que relacionarlo con la conexión con Jamaica y otros sitios. Primero invadiéndolos y luego a través de la Commonwealth y todas las profundas relaciones que existen con esos países.

En la estructura compositiva, la forma de cantar, los mensajes, ¿el soul es un género conservador?

Depende de con qué lo compares. Si lo haces con la clásica, es más abierto y totalmente libre. Si lo comparamos, por ejemplo, con el jazz de fusión, no hay nada que hacer, claro. Todo se basa en el estado emocional que tengas al interpretar, de tu libertad y amplitud de criterio sentimental. Si liberas mente y cuerpo y sabes manejar la disciplina respecto al apoyo instrumental, saldrá lo que buscas. Tenemos nuestra propia disciplina, pero nos deja ser libres.

¿No es monotemático, sobre la pasión y el amor y desamor? Como en un mundo fantástico fuera de la realidad social y material.

La música soul es más cariño que odio, es blues, tristeza o felicidad, pura emoción humana desnuda. Habla del fracaso sentimental, pero sin rencor.

«Expongo mi verdad de la manera más abierta y honesta que puedo, y eso es lo que realmente puedo aportar»

Usted, en todo caso, ha defendido causas como los derechos homosexuales o ha roto fronteras actuando en lugares difíciles como Corea del Norte o el Kurdistán sirio, y en Irán no le dejaron entrar.

Tengo mis opiniones, las incluyo de una u otra forma en mis canciones y no me importa mucho lo que la gente piense de ellas. Mis opiniones son mías, no son de la puñetera incumbencia de nadie. De joven me agobiada el qué dirán, ahora me importa una mierda lo que los demás puedan pensar de mí.

¿Qué hay del reggae?

He vivido con él desde muy niña. Mi padre ponía a Linton Kwesi Johnson, que es más poeta que cantante, en cada barbacoa o encuentro social y esa fue mi introducción al género. Para nosotros el reggae es como el agua y la alimentación, y titulé un disco que era medio reggae como ‘Water For Your Soul’. En Londres, la gente ama el reggae y todas sus maravillosas combinaciones y es una felicidad tener esa música con nosotros.

Dice que componer canciones es algo terapéutico.

Me encanta, es un trabajo maravilloso. He intentado tener la misma confianza como compositora que como cantante, pero me cuesta conseguirlo. No soy una gran poetisa, soy quien soy y cuento mi historia de la manera que la cuento, que es muy simple. Expongo mi verdad de la manera más abierta y honesta que puedo y eso es lo que realmente puedo aportar.

Viene a Jazzaldia de Donostia. ¿Cómo se siente bajo ese rótulo y rodeada de músicos de jazz en el programa?

No conozco el jazz a fondo, pero llevo toda la vida relacionándome con esos músicos y he estado en muchos festivales. El jazz es mi vida en paralelo al soul. No podría decir lo mismo de otros géneros, no sé, el tecno…

A lo largo de la conversación se ha visto que el soul sigue teniendo futuro en su familia con los gorgoritos que entona su bebé.

Oh sí, ja, ja, ja… Se le ve ya la entonación cuando dice ‘da da da’ o ‘ma ma ma’ y, sobre todo, grita muy bien. ¡El soul tiene futuro asegurado en este hogar!