JUL. 25 2023 - 07:01h Cuando el virtuosismo fluye en libertad Enrico Rava, en Donostia. (Jon URBE | FOKU) Iñaki Zaratiegi Variadas son las ocasiones en las que Patrick Bruce Metheny ha actuado en Donostia. Dentro del festival (ay, aquel recital de 2001, mano a mano con el maestro del contrabajo Charlie Haden, fallecido en 2014) y en conciertos como el del polideportivo de Anoeta de 1989, donde repitió en 1995, o el Kursaal en 2022. Por no hablar de su especial amor por el certamen gasteiztarra. Regresó ayer tarde, en formato de trío, con los muy jóvenes Chris Fishman (piano, órgano, teclados) y la batería de Joe Dyson. Presentaron, de nuevo a aforo completo, su nuevo proyecto ‘Side-Eye’, que arrancó con un disco grabado en directo en 2001 y que el veterano profesor de música propone usar como plataforma de promoción para nuevos creadores. Con su enjambrada melena leonina resistente a la edad y sin presentaciones, el maestro tiró primero de su particular guitarra ‘Pikasso’, un artilugio de diferentes cuerdas que suena a ratos a arpa, para presentar ‘So May It Secretly Begin’. Cambiando de instrumento hasta en seis ocasiones durante lasesión, fue desgranando ‘Bright Size Life’, ‘Better Days Ahead’ o la versión ‘Timeline’, de Michael Brecker, en apoteosis guitarrera y perfectamente secundado por sus discípulos. Llegó el sosiego en ‘Always & Forever’, pero estalló después el auditorio con ‘When We Were Free’ y se hizo de nuevo la calma en la acústica ‘Farmer´s Trust’. A la altura de ‘It Starts When We Disappear’ se activó un extraño robot con piezas percusivas que se movían automáticamente accionadas por el batería, más una especie de xilófono también electrónico. Son los conocidos artilugios que tanto gustan al creador de Misuri.En ‘Trigonometry’ se reflejó un alma rock a lo Frank Zappa y el acelerón continuó con ‘Zenith Blue’. Aprovechando el parón hubo algunas deserciones y alguien confesó: «es una pena no entender esta música, a mí que me den a Paco de Lucía». Precisamente cuando el creador yanqui, regresó a las cuerdas de nylon para un preciosista solo acústico con citas a ‘Minuano’, ‘James’, ‘Omaha Celebration’… Un etéreo ‘Are You Going With Me?’ en trío, en la onda más típicamente acariciante de los himnos de Metheny que triunfaron en la época new age, cerró dos apabullantes horas de virtuosismo afronterizo. Jazzeando bajo la lluvia Mientras, por la mañana, el pianista japonés Kento Tsubosaka intervenía en San Telmo y Alto For Two y Niño Josele en el Victoria Eugenia, la terrazas volvieron a hervir frente al mar y la plaza Trinidad conoció otra buena entrada en la penúltima noche. Se lo merecía el trompetista italiano Enrico Rava, de 83 años, que en sus cinco visitas anteriores había dejado huella entre quienes gozaron de su particular modo de entender el jazz. El músico de Trieste se acompañó al fliscorno de los más jóvenes Matteo Paggi (trombón), Francesco Diodati (guitarra), Francesco Ponticelli (contrabajo) y Evita Polidoro (batería), presentando el disco que da nombre al grupo, ‘The Fearless Five’. La sesión arrancó luminosa, casi mediterránea, con ‘The Trial’ y ‘Certi angoli segreti’, en claves de serenada fanfarre, con el grupo disfrutando, el maestro tejiendo dúos con su trombonista o ambos vueltos hacia la precisa y feliz batería. Pero la amenazante lluvia acabó en chubascos y regresaron los ponchos plásticos, aunque el combo italiano aguantó en títulos como ‘Infant’ y ‘Diva’ y salvó el set. Algo similar volvió a ocurrir en la segunda parte de la noche, cuando David Helbock (piano Rhodes, sintetizadores) y su colega norteamericano Peter Madsen, al piano acústico, acariciaron la plaza con los tonos aéreos ‘Money in the Pocket’, de su Austrian Syndicate, que completaban Raphael Preuschl (bajo), Herbert Pirker (batería) y el percusionista Claudio Spieler. El mano a mano que han creado los amigos David y Peter presentaba el disco que el músico centroeuropeo titula con el nombre de su grupo. Sonaron ‘The Ups and Downs’ o ‘Ton portrait’ y hubo una simpática demostración de raga india por parte del particular percusionador. Pero la lluvia no daba tregua y la menguada y resistente audiencia parecía reflejarse en el oportuno título ‘We Need Some Help Down Here’. Fue una pena porque la especie de jazz progresivo (‘Grundbira Dance’, ‘TheThird Man’) y cabalgadas más jazz-rock invitaban a una fiesta menos aguada. Último akelarre playeroSe temía lo peor en la Zurriola, pero aguantó el quinteto británico Ezra Collective, que animó la primera parte de la despedida de la fiesta en la playa. El batería Femi Koleoso y colegas proponían la novedad ‘Where I’m Meant To Be’, una marmita en ebullición con todo tipo de ingredientes estilísticos. Jazz para la fiesta y el futuro.Y cupo a los euskaldunes Zetak bajar el telón en la arena de Gros con un notable tirón de un público que incluía a no pocos menores. Estalló la tronada de efectos lumínicos y sonoros en el ‘Zoriontasuna’ que reza: «Beriain, Urbasa y Aralar observándonos bailar, aquí todo vuelve a su lugar… Bailar agarrados para escuchar a tu alma cantar». El incansable Pello Reparaz presentó una y otra vez la fiesta de «electrónica navarra» y explicó que «el gabinete de crisis del camerino estuvo a punto de cancelar el concierto». Chispeaba a ratos, pero el jefe de fila, más Leire Colomo, Gorka Pastor e Iban Larreboure no permitieron que decayera el ambiente con su txunda txunda de envolventes teclados y animadas percusiones, incluido su particular modo de machacar la txalaparta. Se cantó el muy apropiado ‘Kantauri itsasotik ikus mugetara, hegan’, ‘Kaliza hau’, ‘Zeinen ederra izango den’ y otras invitaciones al último akelarre playero de esta edición. La jornada de clausura propone hoy al pianista Hakuei Kim en San Telmo, Bandolero Quartet y Gonzalo del Val en el Victoria Eugenia, el programa Txikijazz y las últimas actuaciones de calle. Rocío Márquez y el programador Bronquio despiden el Kursaal y el grupo de Mali, Bamba Wassoulou Groove, precederá al fin de fiesta en la plaza Trinidad, con el personal soul-pop final de la británica Joss Stone.