JUL. 26 2023 - 06:49h Souleando bajo la lluvia Concierto de Joss Stone en el Festival de Jazz de Donostia. (Jon URBE | FOKU) Iñaki Zaratiegi Los cielos volvieron un año más a jugar con la parroquia jazzera e importunaron bastante la noche del lunes y en menor medida la clausura de ayer. Pero lo que pareció una amenaza para la fiesta se convirtió en celebración cuando la última invitada, Joss Stone, entonó entre el público de la plaza Trinidad, escotada y descalza, su oportuna ‘Rain Song’. Antes, se fueron primero clausurando espacios, con el pianista Hakuei Kim en el Museo de San Telmo, Bandolero Quartet y Gonzalo del Val en el programa Jazzeñe del Victoria Eugenia o los conciertos gratis de las terrazas en la Zurriola. No se llenó el auditorio del Kursaal para acoger el original encuentro entre la cantaora Rocío Márquez Limón y el jerezano Santiago Gonzalo ‘Bronquio’, programador electrónico. La desenfadada artista y especialista teórica del flamenco ha hollado en su disco ‘Tercer cielo’ unos vericuetos que recuerdan las andanzas del productor Raúl Refree (con quien ha colaborado) con Rosalía o con la cantante de fado luso Lina, con quien actuó en el Jazzaldia de 2020. Pero el espectáculo de la onubense es mucho más ambicioso y original por concepto y resultado y «deconstruye» la herencia flamenca en un particular escenario de grandes telones en ángulo, dejando destapada el resto de la tramoya del escenario. Mientras el DJ activaba su cacharrería sónica, la artista salió reptando y vocalizando agachada la milonga ‘Paraíso. Cuántos cuerpos por venir’. Bajo unos obsesivos fondos ruidistas fluyeron las bulerías ‘Exprimelimones’ y la juerga gitana grabada de las verdiales ‘Niña de sangre’, con Rocío tentando el baile y la electrónica rozando el txunda txunda. El contraste fue el desgarro vocal de los tangos ‘Agua’ y el garrotín ‘Un ala rota’, uno de los tramos más sugerentes del experimento. Momento de protagonismo después para un Bronquio que pareció en general sobreactuado cual pincha festivalero. Y más suelta estuvo la cantante en ‘Droga cara’, folk popular al pandero, e imaginería religiosa, encaramándose a la mesa del DJ que le acompañó con duros beats. Ambos compartieron la emotiva rondeña ‘Empezaron los 40’. Rocío experimentó después guturalmente y mostró alta capacidad vocal en la seguiriya ‘La piel’, redondeando con la demostración a capella de ‘Grande’. Concierto de Bamba Wassoulou, ‘El corte más limpio’ fue una invitación a la juega discotequera y la artista fue cerrando set con un original pose religioso con los telones y otra potente versión de ‘La piel’. El adiós al desnudo y sin micro de ‘Qué grande es la libertad’ dejó claro que, antes, durante y después de este experimento la intérprete de Huelva es una enorme cantaora. Ampulosa despedida Lucía sorpresivamente el sol a media tarde y el alegre quinteto de Mali, Bamba Wassoulou Groove, pudo calentar la primera parte de la clausura en la plaza Trinidad, con una tentadora sesión de músicas bambaras actualizadas. Una especie de nerviosa verbena, con el incansable cantante Ousmane Diakit, que por sus coletas zanahoria parecía un fan de Pippi Långstrump, como animador mayor. Con títulos como ‘Konokassilé’, ‘Dankélé’, ‘Kamalinya’, ‘Maguett’, ‘Siguigniossonfo’ o ‘Gonifobourama’ pusieron en pie a la plaza, preparándola para el ampuloso show de Joss Stone. La simpática intérprete de Dover tuvo una salida espectacular, con los ocho componentes del grupo de impecable blanco y envuelta en un fresco conjunto de gasas rosas. Anunció que celebraban ‘Veinte años de soul’, enamoró de inmediato a la concurrencia con ‘Super Duper Love’ y ‘Fell in Love With a Boy’ y bajó directa a la plaza para cantar entre su público. Explicando entre canciones sus primeras andanzas artísticas, la sedosa balada ‘Jet Lag’ y ‘Proper Nice’ avanzaron hasta un medley con ‘Tel Me About It’ y citas como ‘Killing Me Softly’, en la estupenda voz de una de las dos coristas. Defendió Joss la necesidad de la pasión con ‘4 & 20’ y en la íntima ‘The Love We Had’ hizo una retirada para volver en atrevido vestido negro y bordar la clásica de Burt Bucharach, ‘The Look of Love’. Cayeron las primeras gotas durante un trenzado de ritmos reggae y la marchosa británica las enfrentó cantando de nuevo entre la gente su tema compuesto en una gira africana a favor de la lluvia. Hubo nuevo mix en ‘PutYour Hands On Me’ con las clásicas ‘Son of a Preacher Man’ y ‘Piece of My Heart’, con absoluto climax, y la hermosa ‘Karma’ cerró noche y festival con la gran intérprete regalando girasoles. Un símbolo de que la meteorología no enfrió la apoteósica traca final para una edición del Jazzaldia repleta de grandes músicas y con una masiva asistencia.