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Cómo encarrilar la vida tras una situación traumática

La directora técnica de la Unidad de Crisis de Barcelona, Ingeborg Porcar y la directora asistencial y de investigación de este centro, Alicia Álvarez, han explicado a qué se enfrentan las personas que han vivido situaciones traumáticas y cómo es el proceso de recuperación sicológica.

Imagen de un tren descarrilado. (GETTY)

¿Qué hacer en situaciones de emergencia, urgencia o catástrofe? ¿Si, por ejemplo, una madre, un hijo, una amiga, muere en un accidente de tráfico? ¿Cómo potenciar la resiliencia en estas situaciones críticas? ¿Cómo hacer para no sucumbir al caos y al estrés de las primeras horas?

Descarrila un tren. Los médicos atienden en el lugar a los pasajeros que han sufrido lesiones o heridas graves. Ha muerto gente y los familiares esperan noticias. Algunas personas logran mantener la calma, otras pierden el control. En situaciones tan críticas como esta, entran en juego profesionales como Ingeborg Porcar Becker o Alicia Álvarez, directora técnica y directora asistencial y de investigación de la Unidad de Crisis de Barcelona (UTCCB). Ellas serían las que, desde el primer momento, ofrecerían los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) a las personas afectadas en el accidente, sean las supervivientes o los familiares y la gente cercana a las personas fallecidas.

Esos PAP serán decisivos para las personas afectadas en su proceso de afrontar un trauma. Las sicólogas Porcar y Álvarez han compartido este martes sus experiencias y saber en el Curso de Verano de la UPV/EHU titulado ‘Primeros Auxilios Psicológicos y resiliencia en tiempos de crisis’, dirigido especialmente a profesionales en sicología pero válido y útil para cualquier persona.

Volvamos a la trágica escena que ha dejado el tren descarrilado. Durante las primeras horas, las personas afectadas, en general, se ven desubicadas. El shock les ha hecho perder el control de la situación, no son ellas mismas. Es normal: todavía no han pasado 72 horas desde el accidente y están en la fase de impacto. La amígdala, la parte «más animal» del cerebro humano, se activa ante el peligro y dificulta la reacción racional. «Las primeras 72 horas se consideran momento de impacto, a partir de esas horas empieza la fase de afrontamiento, que es cuando el cerebro se ubica», explica Álvarez.

Justamente por eso son tan importantes los PAP; para ayudar a que la persona afectada pueda empezar antes a afrontar la situación. Los principales objetivos de los Primeros Auxilios Psicológicos, han explicado las profesionales en el curso online, son disminuir la activación que experimentan los afectados, facilitar el afrontamiento a la situación y conectar con su red de apoyo. Y, lo más importante, ayudar a que esa persona «recupere el control» que ha perdido de forma abrupta, ha destacado Álvarez.

Los principales objetivos de los Primeros Auxilios Psicológicos, han explicado las profesionales en el curso online, son disminuir la activación que experimentan los afectados, facilitar el afrontamiento a la situación y conectar con su red de apoyo

Los PAP son, ha explicado la directora de asistencia e investigación de la UTCCB, el «pistoletazo de salida» de un proceso que la persona que ha sufrido una situación traumática tendrá que afrontar en distintas fases. Y el proceso variará mucho dependiendo si esa persona recibe intervención sicológica o no. Sin ella, el riesgo de que esa persona acumule altos picos de estrés que deriven en un estrés postraumático crónico es mucho más alto. Con intervención sicológica, el camino hacia la recuperación tendrá más probabilidades de éxito.

El autocuidado, coraza contra el trauma

Han pasado 72 horas desde el descarrilamiento. Las personas afectadas entran en la fase de afrontamiento, que durará entre cuatro y seis semanas. Recorrerán después a la fase de recuperación (de cuatro semanas hasta doce meses) y, finalmente, la fase de resolución (a partir de los doce meses).

El proceso será distinto para cada persona y dependerá de varios factores, empezando por las experiencias previas: si es la primera vez que una persona vive una situación traumática, como la muerte de un familiar, tendrá que afrontar el proceso «sin un libro de instrucciones», ha dicho Porcar, y por tanto, puede ser más difícil. En el otro extremo, si una persona ha vivido muchas situaciones de estrés agudo a lo largo de su vida, puede verse sin fuerzas para afrontar una nueva experiencia traumática.

Las personas que sepan transmitir sus emociones, las que tengan hobbies o las que tengan capacidad de encontrar soluciones a problemas complicados, partirán de una base más sólida al proceso de recuperación de un trauma

Este tipo de catástrofes caen sorpresivas sobre todas las personas por igual, pero no afectará a todas de la misma forma. Habrá personas «vacunadas con el autocuidado» ya antes del impacto, ha destacado Porcar. Por ejemplo, las personas que sepan transmitir sus emociones, las que tengan hobbies o las que tengan capacidad de encontrar soluciones a problemas complicados, partirán de una base más sólida al proceso de recuperación de un trauma.

Y ya después del impacto, existen factores que ayudarán o dificultarán el proceso. Entre los factores protectores, Ingeborg Porcar ha insistido en la importancia de que las personas afectadas reciban información de calidad. «Las personas necesitan ver, necesitan saber lo que ha pasado», ha enfatizado. Al contrario, el nivel de estrés aumentará con la incertidumbre,; «si en la situación de impacto hay mucho caos, no hay información, mandan a los familiares de un lado a otro», ha advertido.

El reconocimiento social, que los afectados vean validado su dolor y su condición de víctimas también les ayuda, ha dicho. «No tener ese reconocimiento es, de hecho, un factor de riesgo», ha agregado, y ha apuntado que es necesario que reanuden cuanto antes «la rutina de la vida previa al impacto». Puede ser algo tan sencillo como poner la lavadora pendiente. «Darle al play», han coincidido Porcar y Álvarez, y volver a encarrilar tu vida.