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Interview
Ricardo Lezón
Escritor y vocalista de McEnroe

«Todo lo que sea orden, disciplina y planificación, no existe en mi vida»

Ricardo Lezón acaba de publicar el libro ‘Lento y salvaje’, una biografía muy personal, en la que el vocalista de McEnroe trata de explicar la importancia que la música ha tenido en su vida, ayudándole en los momentos más complicados.

Ricardo Lezón, vocalista de McEnroe. (Oskar MATXIN EDESA | FOKU)

En su biografía ‘Lento y salvaje’, Lezón cuenta cómo es el proceso creativo de las canciones, y otros detalles personales, en un relato ágil y ordenado caóticamente, pero que engancha desde la primera página. Esta publicación, además, se une a los actos de celebración de las dos décadas de vida de la banda getxoztarra.

Cuéntenos, para comenzar cuál es el origen de esta… no sé si llamarlo biografía, de Ricardo Lezón y de McEnroe.

Es una biografía paralela mía y de la banda, explicando un poco de dónde vienen las canciones y desde dónde escribimos… en realidad yo tampoco sé lo que es (risas). Se trata de explicar cómo puede influir la música en tu vida o tu vida en la música, y es una idea que surge para celebrar el 20 aniversario de la banda de una forma especial.

Una vez que decidimos hacer el libro, cogí como referencia ‘Open’, la biografía de Andre Agassi, que aunque soy muy de tenis, es un tipo que siempre me ha dado mucha pereza, pero me encantó la forma en que J. R. Moehringer supo entremezclar el tenis con su vida. Aunque era consciente de que yo no tengo un premio Pulitzer, ni iba a llegar al nivel de Moehringer, me ilusionaba más hacer esto que un libro de rock al uso, y así es cómo comenzamos.

¿Por qué decide hacer el libro con esa estructura desordenada, al modo de ‘Rayuela’? ¿Hay algún truco para leerlo correctamente?

(Risas). No, no hay truco. Mi historia, y sobre todo la de McEnroe, es muy desordenada, porque siempre huimos de rutinas y de cualquier tipo de disciplina. Hacemos esto porque la música aporta a nuestras vidas algo diferente, pero nunca ha habido un plan preconcebido, sino que nos dejamos llevar por impulsos, y así van saliendo las cosas: los discos, los conciertos… Así que, cuando empecé el libro, intenté escribirlo de una manera temporal, hasta que vi que no tenía sentido, y que tenía que hacerlo tal y como lo habíamos vivido, escribiendo lo que me iba viniendo, siguiendo de alguna forma, la filosofía de la banda.

«En el grupo siempre hemos tenido la suerte de pensar que el éxito es, simplemente, estar haciendo algo que nos gusta»

En ese sentido, me han ayudado mucho Cristina Lomba y David Trías, que son los que han organizado todo ese caos que yo acostumbro a que se ordene de manera natural.

«He terminado por convertir mi fragilidad en mi única fortaleza», escribe. ¿Es esa la clave para que una persona tan insegura, como reconoce ser, se dedique a una profesión tan expuesta al público como la música?

Hay una parte en la que cuento el miedo que me provoca la ansiedad, y que cuando encontré la música, me di cuenta de que a la hora de salir al escenario, sacaba una fortaleza desconocida para mí,  encontré un vehículo que iba a mi ritmo y con el que podía contar mis cosas de una manera más sencilla.

«La música siempre me ha ayudado a vivir, pero nunca he vivido de ella». ¿Tan difícil es dedicarse a esto profesionalmente?

A mí me gusta desligar esa frase de lo económico; ahí de lo que hablo es de que la música me ha ayudado a vivir, a veces también económicamente, pero sobre todo me refiero a la ayuda que me ha aportado en otros aspectos, para caminar y seguir adelante. Yo creo que el concepto de ‘éxito’ es algo muy personal, y en el grupo siempre hemos tenido la suerte de pensar que el éxito es, simplemente, estar haciendo algo que nos gusta.

(Oskar MATXIN EDESA)

Una última frase, que me ha encantado: «El inglés es un sastre que viste lo cursi y lo vacío de importante, con una precisión que asusta… y además, quita mucho trabajo». ¿Tuvieron siempre claro que McEnroe se iba a expresar en castellano?

Sí, la decisión fue casi inmediata desde el momento en que escuchamos la maqueta que, junto al primer disco que hicimos con Paco Loco, fue muy importante, sobre todo por lo que dejamos de hacer.

De todas formas, es curiosa la evolución que ha habido en la música, y, prácticamente, ya no queda ningún grupo estatal que cante en inglés, porque lo que se llamó ‘indie’ empezó siendo una copia de lo que venía de fuera, pero fue evolucionando hacia algo más propio. Nosotros, como te digo, lo tuvimos claro desde el principio y hay una decisión que creo que fue clave: aunque cuando empezamos tocábamos muy mal, decidimos aprender haciendo canciones propias en vez de tomar el peligroso camino de las versiones. Entendimos que la música era un vehículo para contar cosas, algo que no tenía sentido hacerlo en inglés, cuando casi ni nosotros lo entendíamos en castellano (risas). Al final, se trataba de hacer como músicos lo que buscábamos como oyentes: canciones que emocionen y cuenten algo, más allá del aspecto lúdico de la música. 

¿Pensaron en alguna ocasión llegar a cumplir 20 años como banda?

Si condensáramos esos 20 años en la vida de un grupo estándar, creo que no serían más de cuatro o cinco, hemos pasado muchos periodos separados y dejábamos mucho tiempo entre disco y disco, porque no teníamos un plan definido, aunque todos tenemos claro que McEnroe es como una especie de casa de descanso, o un lugar donde refugiarnos cuando tenemos esa necesidad de hacer canciones. Y como las cosas han ido surgiendo, todo lo que iba llegando era como un regalo. En ese sentido, también hemos tenido la suerte de estar en Subterfuge, un sello que siempre ha entendido y ha respetado esos ritmos.

«McEnroe es como una especie de casa de descanso, o un lugar donde refugiarnos cuando tenemos esa necesidad de hacer canciones»

¿Ha leído el libro el resto de la banda?

Creo que hay dos que sí y tres que no… y parece que, de momento, sigo vivo (risas). Al final, es un libro escrito desde el cariño, porque nunca podría escribir nada malo de ellos. Mira, respecto al título del libro, me decía el editor que era más lento que salvaje, a lo que yo le contesté que, hoy en día, ir lento es lo más salvaje que hay. Pero es que la historia es la que es: no hay rock and roll, hay pocas drogas, y el sexo me lo guardo para mí… esa es la historia de la banda y no iba a inventarme otra cosa ¿no?

De todas formas, me ha costado muchísimo escribirlo, porque me daba mucho vértigo hablar de otras personas, de mi familia… me agobié mucho, hasta que entendí que, en vez de intentar hacer ‘el gran libro’, lo que tenía que hacer era escribir para mí y contar la historia tal y como me salía. Por eso, estoy muy contento de que algo tan personal esté gustando a la gente. 

Para terminar, cuéntenos cómo maneja la dualidad entre McEnroe y el Ricardo Lezón músico y poeta, a la hora de componer y escribir.

Siempre he tenido la suerte de que, cuando me siento a escribir, sé perfectamente si va a salir una canción o un poema, y así voy haciendo cosas: el disco con The New Raemon, el disco con Jaime Limousin... Y McEnroe es como la nave nodriza y sé perfectamente cuando estoy escribiendo canciones para la banda, porque para ello tienen que confluir muchas cosas: que nos juntemos, que haya ensayos… pero mi cabeza siempre está puesta en el grupo y, por ejemplo, el disco en solitario lo hice porque, como somos muy amigos, aparte de compañeros, sabía que McEnroe iba a estar un tiempo parado por circunstancias de la vida. Como ves, todo lo que sea orden, disciplina y planificación, no existe en mi vida.