APR. 25 2024 - 21:05h Consumo de noticias: ¿cómo es una dieta mediática saludable? Un estudio realizado en cinco países europeos ha revelado que, mientras los jóvenes se informan más a través de las redes sociales, los adultos mayores de 55 años continúan principalmente con los medios tradicionales. La importancia de los medios públicos es otra de las diferencias apreciadas. Una mujer lee el periódico el 14 de septiembre de 2022, en Londres. (L. ROUANET | EUROPA PRESS) NAIZ Un estudio hecho por cinco universidades en cinco países europeos (Alemania, Polonia, Rumanía, el Estado español y Gran Bretaña), en el cual ha participado la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), ha explorado el concepto de dieta mediática, es decir, cuál es el patrón de consumo de noticias que siguen dos grupos de edad diferenciados (uno de adultos jóvenes, de 18 a 25 años, y otro de adultos de mayor edad, mayores de 55 años) en un escenario como el actual, en que los medios tradicionales conviven con las redes sociales y las nuevas narrativas. El estudio ‘A qualitative examination of (political) media diets across age cohorts in five countries’ se basa en entrevistas a grupos focales para recoger la opinión que tienen sobre su propio consumo de noticias, qué idea tienen sobre lo que tendría que ser una dieta de medios «saludable» y, finalmente, qué opinión les merece la dieta que siguen los demás. El estudio ha concluido que hay una diferencia bastante marcada entre grupos de edad. Mientras que el de adultos jóvenes bebe más de las redes sociales, el de adultos de mayor edad continúa principalmente con los medios tradicionales. En términos de usuarios de noticias, los jóvenes son principalmente «usuarios de noticias de las redes sociales», que pueden llegar a ser «buscadores de noticias en línea», pero solo en el supuesto de que se trate de un tema que les interese. El grupo de adultos de mayor edad son usuarios de noticias «tradicionales», en cuanto a las fuentes de las que se nutren. Las diferencias no solo se han visto entre los adultos jóvenes y los adultos de mayor edad. Los resultados muestran también diferencias entre las cohortes de adultos de mayor edad entre países. El punto en que se registra más diferencia es el de la inclusión de los medios de servicio público en las dietas mediáticas: mientras que en el Reino Unido y en Alemania los medios públicos tienen un peso importante en la dieta y son considerados fuente de noticias de gran confianza, en el Estado español, Rumanía y Polonia no tanto. Esto probablemente se debe a las diferencias en la tradición periodística en cada uno de los países. Características de una dieta mediática Cuando se trata de definir qué se considera una buena dieta mediática, los resultados muestran aquí más similitudes que diferencias. En los dos grupos de edad, en todos los países, se describe una dieta mediática saludable como aquella en que se incluyen noticias de calidad y un equilibrio de fuentes, y se valora que los ciudadanos tendrían que seleccionar su consumo evitando «la basura». En el grupo de adultos jóvenes, a pesar de mencionarse la importancia de los medios de servicio público para una dieta mediática saludable, no los incluyen en la descripción de su propia dieta. Así mismo, dentro de este grupo se percibe la dieta mediática de los miembros de su propia cohorte como poco saludable e incluso «tóxica». Los resultados del estudio muestran que cada grupo de edad cree que el otro tiene una dieta mediática más pobre. Los jóvenes piensan que las personas de mayor edad son propensas a la exposición selectiva, a la desinformación y a una dieta mediática menos diversa porque les falta interés para los medios alternativos. Los adultos de mayor edad que participaron en el estudio hablan, en cambio, de una carencia total de interés por las noticias entre los más jóvenes. El concepto de dieta mediática, una analogía útil para el análisis La profesora de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, Ana Sofía Cardenal, investigadora del grupo GADE, es una de las autoras de la investigación, cuyos autores valoran la utilidad del uso del concepto de dieta mediática a la hora de hacer un análisis de los hábitos de consumo de noticias de las personas. «Ha habido un cierto interés académico reciente por las dietas mediáticas de los ciudadanos, pero el concepto sigue siendo vago y no está completamente desarrollado», apuntan los autores. Se trata, aseguran, de una analogía entre los diferentes tipos de medios que consumimos para informarnos y una dieta alimentaria que se compone de una diversidad de alimentos. «Denominar el consumo de medios individuales dieta mediática es una analogía útil en la investigación cualitativa comparativa, puesto que tiene sentido intuitivamente en muchos idiomas», destacan los investigadores. En cuanto a los resultados, los autores opinan que se puede considerar negativo que se ponga de manifiesto que los dos grupos de edad, jóvenes y mayores, «a menudo tienen impresiones atrevidas y negativas sobre las dietas mediáticas del otro grupo de edad, hasta el punto de que nos preguntamos si estas impresiones son percepciones erróneas». Los investigadores sostienen que «no es útil en un diálogo social de grupos que los ciudadanos tengan impresiones equivocadas de lo que hacen los otros». En cambio, los resultados también muestran algunas consideraciones positivas, tal como celebran los investigadores: «La gente de diferentes países y edades parece tener una buena idea de lo que es una dieta mediática ‘saludable’, y este es un buen punto de partida para considerar qué se necesita para tener también una dieta mediática». Recomendaciones que se pueden extraer del estudio Uno de los objetivos de la investigación es ofrecer datos que permitan ofrecer recomendaciones a periodistas, políticos y educadores alrededor de la esfera mediática. En este sentido, los autores explican que, teniendo en cuenta los resultados, los periodistas pueden tomar conciencia «de las diferencias entre las cohortes de edad para que el mayor número de gente posible tenga una dieta mediática ‘sana’». En cuanto a los políticos, los resultados de la investigación pueden sugerir que «deben garantizar medios independientes y promover iniciativas de alfabetización mediática». Los educadores, por su parte, una vez analizadas las conclusiones, «tendrían que ayudar a la gente a navegar por el panorama mediático moderno para que los ciudadanos puedan tener una dieta mediática “sana”».