JUN. 13 2024 - 21:40h Inteligencia artificial y Big Data, ¿nuevas herramientas para prevenir el alzhéimer? Un proyecto sondea las opciones de encontrar herramientas contra el mal de Alzheimer o la demencia en la realidad virtual, la inteligencia artificial y el Big Data. Acción de sensibilización en el día internacional contra el Alzheimer (Juan Carlos RUIZ | FOKU) NAIZ Realidad virtual, inteligencia artificial y Big Data son las herramientas con las que el proyecto ComfortAge trabaja para prevenir y mejorar el tratamiento de la fragilidad y de enfermedades cognitivas como la demencia o la enfermedad de Alzheimer en la Unión Europea y Gran Bretaña. Una apuesta de largo recorrido en la que participan doce países (once de la Unión Europa y el Gran Bretaña) y que, como explican sus promotores, el griego George Manias y el chipriota Athos Antoniades en una entrevista a la agencia Efe, espera obtener los primeros resultados tangibles en dos años. Esta propuesta parte del acceso a grandes volúmenes de información de bases de datos y dispositivos que permitan a los profesionales identificar los factores de riesgo que puedan influir en el desarrollo de una enfermedad y que, según Manias, coordinador del proyecto, «en las manos de los médicos podrá ofrecer cuidados preventivos más personalizados». Con esta información como materia prima, el proyecto se basa en dos pilares: por un lado, la recolección de información relativa a las diferentes enfermedades y dolencias propias de la edad y, por otro, la puesta en marcha de soluciones digitales a corto y largo plazo que ayuden a mejorar la salud de los europeos. Una historia personal Tanto Manias como Antoniades se involucraron en este proyecto por motivos personales: el primero, ingeniero informático y doctor especializado en Inteligencia Artificial por la Universidad del Pireo (Grecia) se interesó por este tipo de dolencias después de que un familiar cercano padeciera demencia. El coordinador científico Athos Antoniades, sin embargo, vivió en carne propia una situación de fragilidad cuando una enfermedad le postró en una silla de ruedas, aunque tras varias intervenciones quirúrgicas recuperó la capacidad de caminar y desde entonces se involucró en iniciativas que combinaran ciencia y salud. Ahora, los dos caminan junto a 39 organizaciones públicas y privadas, entre ellas la Fundación INTRAS organizadora la jornada ‘Salud cognitiva: Aprovechar la IA y los avances tecnológicos para prevenir la demencia y la fragilidad’ en el Campus Miguel Delibes de Valladolid. ComfortAge, además, se enmarca en el ‘Silver Deal’ financiado con 19,5 millones de euros del programa Horizonte Europa de la Comisión Europea y una participación menor de la agencia británica de investigación y desarrollo, UKRI, para el único socio de Reino Unido. Cifras: 30% de personas mayores dependientes en 2050 La justificación de este proyecto también tiene cifras: según la Oficina Europea de Estadística (Eurostat), el porcentaje de personas mayores dependientes alcanzará al 30% de la población de la Unión Europea en 2050. A eso, se suma un incremento de la esperanza de vida en los 27 países miembros hasta los 81,5 años según cifras de Eurostat de mayo de este año y unos sistemas de salud que, en palabras de Antoniades, «están teniendo dificultades para lidiar con la gran cantidad de casos que requieren una atención especializada». «Hemos sido muy reactivos, sólo vamos al médico cuando ya hay síntomas y necesitamos soluciones que vean al paciente de manera personalizada, que actúen antes de que aparezcan los primeros problemas para ofrecer una mejor calidad de vida», apostilla. Socialización tecnológica Uno de los elementos clave por los que apuesta este proyecto es mejorar la independencia de las personas mayores y, casi en oposición al rechazo de algunos sectores por el uso de pantallas por los más jóvenes, apuesta por el uso de la tecnología como herramienta de «socialización». Antoniades pone como ejemplo que las nuevas tecnologías pueden favorecer tareas domésticas y permitir que una persona con riesgo de demencia haga su propia compra, ya que para ellos «ver a sus vecinos, interactuar y crear estas conexiones en el cerebro les puede ayudar a mantener un estilo de vida más saludable, de más calidad y por más tiempo». «Muchas personas no entienden lo difícil que puede ser para una persona con discapacidad hacer algo tan sencillo como ir al baño, cocinar un plato o hablar con su vecino y creo que es importante entender que el uso de herramientas digitales no tiene por qué significar mirar el móvil de forma compulsiva, sino que puede ayudar a incrementar la socialización», subraya. Generación Z y retención de talento Antoniades también destaca que este proyecto también puede servir para retener talento y evitar la ‘fuga de cerebros’, ya que es una oportunidad para hacer investigación «en todas las ciudades, países y organizaciones involucradas en ComfortAge». Por su parte, George Manias incide en que numerosas investigaciones han señalado que la generación Z está más dispuesta a adaptar a una forma de vida más saludable y ve una oportunidad en el uso de estos datos, porque todo el mundo querrá saber «qué es lo mejor para su salud y aplicar los cambios necesarios en su vida diaria».