JUN. 23 2024 - 06:00h Rock desde la cripta Una muestra de discos, carteles y objetos, que tiene como base la donación de Marino Goñi al Archivo Real y General de Nafarroa, realiza un exhaustivo recorrido por la historia del rock vasco de la mano de quien ha sido uno de sus pilares. Marino Goñi acompaña a NAIZ durante una visita guiada. Marino Goñi posa en la exposición, durante la visita que realizó para NAIZ. (Iñigo URIZ | FOKU) Patxi Irurzun El original de la foto del aizkolari que se utilizó para el primer disco de Kortatu, las partituras de ‘Esta es una noche de rock&roll’, de Barricada, un par de entradas de los conciertos de The Clash y de los Ramones en el Velódromo de Anoeta que se convertirían en hitos seminales del Rock Radikal Vasco (RRV)… Son solo algunos de los objetos que se pueden ver en la exposición ‘Rockanrolari. Rock Navarro del Siglo XX’ que, comisariada por Marino Goñi, se puede visitar desde el pasado día 14 de junio hasta finales de octubre en la cripta protogótica del Archivo Real y General de Navarra, en Iruñea. El origen de la exposición es la donación que Goñi hiciera a esta institución en 2022. Un legado de incalculable valor, histórico y sentimental, tratándose de quien ha sido uno de los pilares del rock vasco: creador de la, en su día, controvertida y hoy aceptada por todos etiqueta RRV; fundador de discográficas como Soñua, Oihuka o Gor; productor de los primeros discos de Kortatu, Barricada, La Polla Records, Hertzainak, Cicatriz, Tijuana in Blue, Belladona, Berri Txarrak o Hemendik At; músico él mismo en grupos como Los Motos, Fiebre o Peiremans; autor del documental ‘Córtate el pelo’, que recupera el legado de los grupos de rock navarros de los 60… Un momento de la visita. (Iñigo URIZ | FOKU) La colección de Marino Goñi, a la que se han sumado aportaciones de hermanos, amigos, instituciones o hemerotecas incluye carteles, bobinas, maquetas, carátulas de discos u objetos personales. «No creía que todo eso debiera caer en manos privadas o de familiares», nos dice, refiriéndose a su aportación personal. «Me parece que forma parte del acervo público», añade. Goñi nos recibe en la entrada del Archivo, bajo la lona con la imagen de la exposición, tratada a partir de una icónica fotografía de Joxe Lacalle, quien fuera histórico fotógrafo de ‘Egin’ y GARA. En ella se reconoce a El Drogas tocando el bajo con la melena al viento y su camiseta pirata. Unos metros más adelante, en la galería de entrada al Archivo General, leyó hace solo unos días, cuando ‘Rockanrolari’ abrió sus puertas al público, un emotivo discurso, en el que rememoró el impacto que supuso para él el descubrimiento del rock en su infancia y juventud, un «recipiente en el que recoger los torbellinos de sentimientos propios» y a los que se sumaron los de la convulsión política y social de la época. Reivindicó también Goñi, parafraseando la letra de ‘Ibaiaz beste aldeko auzoan’, de Balerdi Balerdi, el papel del rock como escalera social, como herramienta para luchar contra el clasismo y transitar entre mundos diferentes; y destacó, sobre todo, la importancia de que el que ha sido signo de identidad en las últimas décadas de varias generaciones de navarros, el rock, encontrara por fin abiertas las puertas de las instituciones que velan por salvaguardar la cultura. «¡Ya era hora!», exclama ahora Goñi, dirigiéndonos hacia la antesala de la exposición. Garito rocanrolero Allí, antes de bajar a la cripta, nos muestra una vitrina con una guitarra firmada por los componentes de Barricada, junto a las portadas de dos de sus discos referenciales: el doble directo del 90 y el disco autoeditado que hicieron circular casi clandestinamente tras la censura de su canción ‘Bahía de Pasaia’. Unos metros más adelante, en otra vitrina, podemos ver las hoy rudimentarias cámaras con las que Miren Montero (pareja del propio Marino) y Manolo Gil rodaron videoclips y conciertos, y también recogieron testimonios callejeros de los agitados 80, como la famosa primera okupazión, en la calle Zapatería 40, de Iruñea. Todo ello bajo la atenta mirada de algunos de los principales protagonistas de la exposición, que aparecen en un panel con un collage de fotografías en los que se distingue a músicos como Javier Urrizola ‘El Rata’ (batería del grupo sesentero Los Rebeldes), Eskroto, Aurora Beltrán, o unos jovenzuelos Koma o Marea, entre otros muchos. Parte del numerosísimo material que se muestra. (Iñigo URIZ | FOKU) Bajamos a la cripta y nos recibe, antes de entrar en la exposición propiamente dicha, la recreación de un garito rockero, con su pequeño escenario y una pantalla de vídeo en la que se reproducen grabaciones, muchas de las cuales no es posible encontrarlas en YouTube o similares, como un concierto de Barricada a inicios de los 80 en el parque de Antonioutti, con la formación original: El Drogas, Boni, Sergio Osés y Mikel Astrain. «La idea es que en este escenario podamos hacer algún pequeño concierto acústico, con dos músicos como mucho… Pero será de manera espontánea, casi sin avisar», nos revela Marino Goñi, quien también aprovecha para reivindicar la importancia que han tenido los bares y pequeños locales para que en Nafarroa hubiera una cantera de grupos que pudieran foguearse: «El éxito de grupos como Barricada o Tahúres Zurdos no es un camino de rosas, como algunos creen, detrás de eso estaban muchos conciertos en sitios pequeños ante quince personas». La joya de la corona Pasamos, por fin, a la exposición propiamente dicha, no si antes habernos detenido en otra vitrina y un panel junto al pequeño escenario, en donde se recoge una breve bibliografía, así como algunas muestras del arte gráfico que ha acompañado muchos de los discos expuestos, obra de artistas como Simónides, Dora Salazar, Jokin Larrea… Dentro ya de la cripta, con el gigantesco mural lumínico compuesto por cientos de portadas de discos y la música ambiental de una lista de casi doscientos casetes y maquetas digitalizados para la ocasión, que solo puede oírse in situ (y a las que se suman tres listas de Spotify descargables con códigos QR, una por cada década, 60, 80 y 90. De los 70 no hay nada porque como nos explicará luego Goñi, fueron ‘el horror’, musicalmente hablando), nos encontramos un recorrido organizado a partir de un cronograma que refleja, por una parte, acontecimientos sociales y políticos y, por otra musicales, y que nos lleva desde el año 1960 hasta el 2000. Cronograma. (Iñigo URIZ | FOKU) «Mi intención inicial fue llegar hasta la actualidad, pero Fernando F. Garayoa, de la Navarra Music Comission, me hizo ver que sería una locura, porque estaríamos hablando de miles de grupos. Además, aparte de que estos últimos años no los controlo tanto, creo que es importante establecer esa distancia de veinte años para tener una perspectiva correcta», narra. El primer hito es un concierto en el Teatro Gayarre con participación, entre otros, de los Iruñako y El Dúo Dinámico, y el último, la portada de un disco de los Huajolotes y un cartel de un concierto de Marea y Flitter. Entre medio, un largo recorrido que va desde las actuaciones sanfermineras de estrellas de la época en las sociedades deportivas (que, según nos cuenta, servían para sufragar los gastos de instalaciones de clubs como el Natación, el Tenis o el Larraina, y que, en más de una ocasión, acababan con los músicos en la piscina o perseguidos por una horda de mozos engorilados, como vemos en algunos de los recortes de prensa de la exposición), pasando por el primer disco grabado por un grupo navarro, ‘Lanean sartzen’, de Magdalena, o el primer disco de un grupo navarro grabado en Nafarroa, Muévete de Motos, hasta el ‘reventón’ de mediados de los 80 y 90 con el RRV… «Los 70, por el contrario, fueron musicalmente un horror, porque la gente no estaba para juergas, estaba más en la pelea. Nafarroa, con cinco huelgas generales en cinco años, se llegó a encontrar en una situación prerevolucionaria, algo que después desactivaría la Transición, hasta que llegó esa otra revolución, esta musical, que fue el punk y el rock urbano, con gente nueva, más joven, apunta. Solo un inicio Una exposición, en fin, en la que entretenerse durante horas con curiosidades, fotos, discos, entradas, panfletos… y, a lo largo del cuyo recorrido, Marino Goñi resalta otros focos rockeros, más allá del epicentro de Iruñea, como el vivero de músicos y grupos que fue y sigue siendo Bera (Petti, Joseba Irazoki…) o el rock bardenero (Piskerra, Piperrak…). «En realidad, hay muchos huecos por llenar, porque abarcar todo es imposible. Por ejemplo, están también los artistas navarros que hicieron su carrera fuera, como The Zaras, un grupo de Tafalla que triunfó en Alemania y Estados Unidos, o Leny Escudero, un artista desconocido para nosotros, pero del que todo el mundo ha oído hablar en Francia, y que nació en Auzberri… Ese me gustaría que fuera uno de los objetivos de la exposición, además de que todo quien la visite se divierta: que sea solo un inicio y venga gente detrás que complete esos huecos que yo dejo, a los que no he podido llegar ni investigar en condiciones, porque es un tema bastante vasto», concluye Marino Goñi. Y llegamos al final de esta visita, que, sin embargo, no será la última, porque seguramente volveremos a la cripta, a alguna de las actividades paralelas que nos adelanta nuestro interlocutor que se llevarán a cabo, como mesas redondas, documentales o los ya citados conciertos acústicos. Y, sobre todo, regresaremos para detenernos con más tiempo, para disfrutar de cada detalle, de cada uno de los objetos expuestos y de todo lo que estos nos evoquen mientras de fondo, tal vez, se escucha aquella vieja canción de Barricada que decía ‘Pon esa música de nuevo, son un montón de recuerdos’. DATOS PRÁCTICOS La exposición permanecerá abierta hasta el 27 de octubre de este año, de 10.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00, todos los días, incluidos Sanfermines, fines de semana y festivos, de manera gratuita, en el Archivo Real y General de Navarra (C/ Dos de Mayo s/n, Iruñea). En septiembre y octubre habrá cuatro mesas redondas, una dedicada a cada década, y proyecciones de documentales. Se ofrecerán también visitas guiadas y, esporádicamente, algún concierto.