XANDRA ROMERO
SALUD

Por fin lo integral será integral

Estamos de enhorabuena! Hoy puedo escribir un artículo que celebra que, por fin, una ley en el Estado español será cambiada para evitar que la industria alimentaria (avalada hasta ahora por la legislación) nos siga engañando. Pero no nos emocionemos; de momento lo único que va a cambiar es el engaño de lo “integral”. A la cola quedarán los quesos que no son quesos y el embutido de pavo que apenas lleva pavo, y otros tantos ejemplos.

Y es que, hasta ahora, la ley no regulaba, como en otros países, a que sí y a que no se le puede llamar integral. En el Estado español, la ley ampara, hasta el momento, incluso que se elabore un pan con harina refinada y que al final se le añada salvado y nos lo vendan como pan integral.

Por eso es muy posible que lo que hayamos comprado hasta ahora no haya sido realmente integral. Si revisamos la composición de los productos veremos que no todo lo que lleva esta palabra se elabora con harina integral.

Actualmente, según el Real Decreto 677/2016 del 16 de diciembre, por el que se aprueba la norma de calidad para las harinas, las sémolas y otros productos de la molienda de los cereales, la harina integral es el producto resultante de la molturación del grano de cereal y cuya composición corresponde con la del grano del cereal íntegro. Es decir, debe llevar el grano entero pero no especifica en qué porcentaje, y esta es una cuestión crucial en este tema. No es lo mismo comerse un pan con un 75% de harina integral que uno con un 3% ¿verdad?; sin embargo, en ambos casos, la legislación permite que se vendan como integrales.

Pero esta situación tiene los días contados, pues el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) prepara una nueva norma que hará que todo lo que dice ser integral, lo sea de verdad.

La ley que entrará en vigor regulará que solo puedan denominarse pan cien por cien integral o pan integral a los panes elaborados con harina exclusivamente entera. Los panes en los que la harina utilizada en su elaboración no sea exclusivamente integral incluirán en la denominación la mención «elaborado con harina integral X%», correspondiendo X al porcentaje de harina integral utilizado.

De este modo, no solo no estaremos engañados, sino que consumiremos sí o sí alimentos mejores en el aspecto nutricional, con propiedades beneficiosas para nuestra salud pues los cereales integrales, gracias a los nutrientes que tienen, poseen cualidades antiinflamatorias y antioxidantes además de aportar un elevado contenido en fibra. Son, además, fuente de vitaminas del grupo B, vitamina E y magnesio, un mineral relacionado con un menor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.

No obstante, y como las cosas de palacio van despacio, hasta que la nueva normativa entre en vigor, si buscas algún alimento integral, te propongo seguir los criterios que ha fijado el Departamento de Agricultura de Estados Unidos para llamar integral a un alimento: Fíjate en la lista de ingredientes y recuerda que el primero debe de ser la harina integral (o el grano entero). Asimismo, ten en cuenta que no es aceptable vender nada por debajo de un 75% de harina integral, al igual que tampoco lo es vender algo elaborado a partir de harina refinada con salvado añadido (la capa más externa del grano). Esto es un truco muy habitual en pastas y suele ir etiquetado como “rico en fibra”.