7K - zazpika astekaria

Muertes encapsuladas - Foto Ensayo


A Pablo Chacón le gusta guardar objetos. No lo hace por fetichismo, ni siquiera por el afán acumulativo del coleccionista. Los objetos, dice el fotógrafo valenciano, son cápsulas de vivencias. «Desde niño guardo cosas que encuentro en determinados sitios: piedras, maderas, piñas, conchas… porque los objetos descargan sobre mí cierta energía. Me veo representado en ellos. Cuando tengo la piedra en la mano recupero las sensaciones del lugar donde la cogí. No el recuerdo, solo las sensaciones. Esa piedra simboliza lo que he vivido. El objeto encapsula ese momento».

Sus proyectos fotográficos nacen de esa pulsión. Disparar al objeto sin intermediarios, de frente, es la forma más sintética, intensa y verdadera de transmutar ciertos elementos y conectar con el espectador. Pero la sombra que proyecta cada objeto depende del contexto de cada uno de ellos. No es lo mismo registrar restos de accidentes de tráfico mortales, sogas de suicidas o plásticos encontrados en necropsias de animales marinos varados. Estos son los tres grandes proyectos de este autor, su trilogía sobre la muerte: “Autopsia”, “Colapso’” y “Gástrico’, trabajo premiado en diferentes certámenes. El último de ellos fue publicado en este dominical en 2018 y este es una continuación del reportaje que sobre el mismo tema incluimos en el anterior número.

En el primer y tercer ensayo, el azar es el encargado de transformar objetos cotidianos en pruebas o causas de una muerte. En “Colapso”, sin embargo, las cuerdas, bufandas, cinturones, sudaderas y cuchillos utilizados por los suicidas ya han sido transformados por el propio suicida al haberlos elegido como arma para quitarse la vida. Cuando Chacón los sitúa sobre una cartulina negra y abre el obturador, la alquimia vuelve a suceder. Zas. La transmutación es capaz de transmitir sensaciones escondidas, inéditas. Un objeto, un muerto. Y el discurso descarga como una maza.

En el Estado español, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte violenta o muerte no natural. Cada año intentan acabar con su vida 90.000 personas. Cada día lo consiguen nueve. Al ser un tema tabú, estas cifras duermen en un limbo. Sin embargo, cada vez más expertos proponen abordarlo sin tapujos para reducir el número de fallecidos, al contrario de lo que dice la teoría clásica: hablar del tema puede instigar a cometer más suicidios.

Aquí es donde la obra de Pablo Chacón puede encontrar su piedra filosofal. La repetición de estos símbolos tiene un gran poder de sugerencia y es capaz de transmitir emociones muy contradictorias. Como una síntesis visual que exprime el poder evocador de los objetos, este inventario de la desesperación busca reflejar la cara más amarga de la condición humana. Si llega al gran público, si el discurso cala entre la sociedad, el objeto permutará de nuevo. Lo que en su fase inicial causó la muerte podría, tras ser transmutado, evitarla. De la misma manera que los alquimistas buscaban transformar el plomo en oro, Chacón rescata lo efímero e imperfecto para convertirlo en símbolo. Y los símbolos son eternos.