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CINE

«Toy Story 4»


Parece que fue ayer, pero el cine de animación cambió para siempre cuando hace 25 años la compañía Pixar subvirtió este género para siempre –y, por extensión, la dictadura que había impuesto Disney– con su primera gran apuesta, “Toy Story”. La compañía retorna a su imaginario de juguetes con una cuarta entrega con la que Pixar –ahora dentro del imperio Disney– quiere rendir un cálido y muy merecido homenaje a Woody y Buzz Lightyear. A ello cabría sumar un nuevo propósito: alcanzar la máxima perfección en la animación digital.

En relación a este reto, Bill Reeves, supervisor tecnológico y uno de los veteranos que ha trabajado en las cuatro cintas de la saga, señala que la primera entrega fue «una película de 81 minutos. La producción más larga hasta entonces de Pixar duraba cinco minutos. En muchos aspectos, no sabíamos realmente lo que estábamos haciendo. En realidad nos metimos en la piscina y aprendimos a nadar sobre la marcha. Ahora los tiempos han cambiado y cada película entraña un reto. Las nuevas tecnologías nos permiten enriquecer el diseño visual y diseñar secuencias con mayor detalle. No obstante, si nunca hubiéramos encontrado una buena historia, jamás hubiésemos rodado esta cuarta película porque para nosotros estos personajes siempre serán muy queridos por todo lo que supusieron». Josh Cooley, director del filme, incide más en lo expuesto por Reeves al recordar que «nos encanta el final de ‘Toy Story 3’ porque termina la historia de Woody y Andy perfectamente. No obstante, nos dimos cuenta de que había más historia que contar para continuar con la nueva ruta emprendida por Woody. Una vez que comenzamos a seguir ese camino, encontramos algo que merecía ser contado». Teniendo presente que uno de los elementos que mayor relevancia adquiere en esta saga es lo doloroso que supone el adiós a la infancia, o la incertidumbre que genera decir adiós a las fantasías que un día albergamos en nuestra niñez, la elección de John Cooley para rodar esta entrega supone un acierto ya que, si bien se trata de su primer largometraje, demostró un gran ingenio y tacto cuando rodó el corto “¿La primera cita de Riley?”que, en el año 2015, fue incluído entre los contenidos extra de la magistral “Del revés” (“Inside Out”). Para completar el equipo, Galyn Susman retomó su rol de productora después de su trabajo en los tres cortos de “Toy Story” y el compositor Randy Newman –firmante de canciones tan referenciales en la saga como “Hay un amigo en mi”– se encargó de la banda sonora. El antiguo director creativo de Pixar, John Lasseter, también se sumó al proyecto participando en la redacción del guion junto a veteranos de la talla de Andrew Stanton.

En relación a la historia que da sentido al regreso de los juguetes, esta se centra en el relevo que asume la niña llamada Bonnie cuando toma el legado del primer niño (Andy) y este, en edad adolescente, se dispone a ir a la universidad. De esta manera, la caja repleta de juguetes vuelve a dar sentido a las andanzas compartidas por Woody, Buzz Lightyear y compañía. Entre los regresos que incluye esta producción figura el de la pastora de porcelana Bo Peep que, tras ser dada por desaparecida, retorna con una mentalidad independiente y diametralmente opuesta a la que nos descubrió en las primeras entregas.

En el apartado de novedades destacan los fichajes de los peluches de feria Bunny y Duckie, el motorista setentero Duke Caboom y la muñeca Gabby Gabby que encarna el siempre suculento rol de villana de la función. Cerrando este apartado merece la pena destacar a uno de los mas singulares de este imaginario: Forky, un juguete construido de la nada por la niña Bonnie a partir de desechos como un cordel, un tenedor-cuchara de plástico y plastilina y que inspira un debate existencial cuando, al igual que una diminuta criatura del doctor Frankenstein, toma conciencia de sí mismo y de su propia existencia como juguete.