KOLDO LANDALUZE
CINE

«Diego Maradona»

Hace diez años Aif Kapadia tuvo en mente el rodaje en formato documental de la historia de Diego Armando Maradona. Por entonces, el cineasta londinense no contaba ni con recursos ni con la valentía que requería llevar a cabo un proyecto de semejante magnitud. La idea se mantuvo en su archivo de posibles trabajos, mientras adquiría nombre y experiencia con las biografías de Ayrton Senna (“Senna”, 2010) y de Amy Winehouse (“Amy”, 2015), cinta por la que recibió un Oscar y un BAFTA.

Kapadia recuerda en estos términos lo que le llevó a su fascinación por Maradona: «Tiene algo especial, no solo como deportista, su origen, lo que ha logrado, sino también toda la oscuridad que hubo en su vida y que lo rodea». A ello habría que sumarle que se trataba de su primer documental que se centraba en un personaje vivo.

En relación a ello, añade: «Creo que este filme tiene un poco de ‘Senna’ y un poco de ‘Amy’, un héroe que carga con el peso de la nación sobre sus hombros, pero que es muy vulnerable y necesita que lo adoren. Siempre ha sido un luchador de la calle y supongo que ese es el atractivo. Senna murió muy joven, Amy también, y Diego sigue. No lo pueden hacer caer. Cuando lo golpean, se recupera. Sigue luchando».

En una de las secuencias de “Diego Maradona”, la voz en off de un amigo del astro argentino dice que «con Diego iría hasta el fin del mundo, pero con Maradona no daría un paso». Esta frase resume a la perfección tanto la conducta del protagonista como lo que nos encontramos  en este trabajo que fue presentado fuera de concurso en la última edición del Festival de Cannes. El 5 de julio de 1984, Maradona llegó a Nápoles como si el mismísimo Zeus hubiera descendido del Olimpo. Hasta ese momento, el equipo italiano tenía más prestigio por su nombre que por sus títulos. El desgaste que arrastraba el jugador, tanto dentro como fuera de los campos de fútbol, no auguraba un futuro muy prometedor en su aventura italiana. Sin embargo, la aparición del crack argentino –antes de “la mano de Dios”, el gol que anotó con dicha parte del cuerpo en el partido entre Argentina e Inglaterra en los cuartos de final del Mundial de 1986– cambió la historia para siempre.

Por un lado, llegaba el considerado como mejor del mundo y, por otro, lo acogía la ciudad más disfuncional de Europa. Una pareja perfecta y condenada a entenderse. A lo largo de siete años, Maradona hizo lo que quiso, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. El Nápoles consiguió el primer título de su historia y Diego se convirtió definitivamente en Dios. Siempre cerca de él, la Camorra y una troupe de vividores lo acogió con los brazos abiertos y él no dudó en sacrificar a Diego para asumir el rol totémico de Maradona.

A diferencia de otros trabajos similares que están anunciados, el filme de Asif Kapadia cuenta con todo el apoyo del propio jugador. El argentino, además de dar su permiso, aportó más de 500 horas de material inédito –incluidas las grabaciones que el primer representante del jugador, Jorge Cyterszpiler, realizó con la idea de desarrollar un futuro encargo de Hollywood– y prestó su testimonio a la hora de retratar diversos pasajes de su vida que hasta el momento había silenciado. Poco antes de iniciar el rodaje, el realizador se entrevistó con Maradona en Dubai y pactaron cuál sería el plan de rodaje durante todo un año, desarrollado en varias sesiones.

Sobre la singularidades de este trato, el director reveló a Maradona que solo se involucraría si tenía la última palabra en el montaje final. «En cualquier película nunca se sabe a ciencia cierta cuál será el recorrido, pero dadas las particularidades de este proyecto, eso fue algo en lo que nos tuvimos que poner de acuerdo tanto Diego como yo –revela Kapadia–. La idea de mi trabajo es que, a través del documental, podamos descubrir a la gente su personalidad y haber sido lo más exhaustivos posible».