MAR. 22 2020 SALUD ¿La fruta y los huevos, en el punto de mira? XANDRA ROMERO En ocasiones perdemos la perspectiva, y un ejemplo de esto está en la fruta. Que si es malo comerla a no se qué hora, que tiene mucho azúcar, que comer mucha fruta es peligroso para la salud… ¿Realmente creemos que existe la condición de un consumo excesivo de fruta en población general? La respuesta es un NO rotundo, y el sentido común, además de innumerables estudios, lo corroboran. Un consumo recomendado de frutas (y verduras), aquello de cinco piezas al día como mínimo, se relaciona con una disminución del riesgo de sufrir sobrepeso, obesidad y un sin fin de enfermedades crónicas asociadas. Los datos nos dicen que no; no estamos adelgazando, si no todo lo contrario, por lo que no hay un exceso de fruta en población general. Pueden existir casos aislados de una persona que coma tanta fruta que esté teniendo problemas de salud por su exceso y entonces hablaríamos de problemas de salud porque el consumo de fruta estuviera desplazando a otros alimentos que también son necesarios en la dieta. Y ese caso, con toda seguridad, se podría dar en personas con un trastorno de la conducta alimentaria o que estén haciendo locuras nutricionales como la dieta de la sandía. Resulta curioso cómo nos preocupamos cuando estamos consumiendo fruta en exceso, pero no por cuánto es un exceso de alcohol, de galletas, o de cereales de desayuno. ¿Por qué no se pregunta tanto la gente si un gin tonic es malo de noche? Luego está el tema de que la fruta engorda porque “tiene mucho azúcar”. Insisto; en los alimentos podemos encontrarnos los azúcares en dos formas: azúcar libre, que es el añadido a los alimentos o productos durante su producción, preparación o en el momento de consumo; y azúcar intrínseco o aquel que se encuentra de forma natural en frutas, verduras o lácteos. El primero es el que hay que evitar. Tenemos que tener en cuenta que los azúcares aportados por la fruta se encuentran inmersos dentro de su matriz alimentaria, lo que hace que encontremos otros muchos beneficios en la ingesta de fruta, como una menor ingesta energética, ya que aportan mayor saciedad por su alta composición de agua y fibra, alto aporte de micronutrientes y fitoquímicos y, por supuesto, mejora de la salud de nuestra flora bacteriana. Algo similar ocurre también con el consumo de huevo. Que si no más de dos a la semana, que si solo la clara… ¿Qué hay de cierto en estas recomendaciones tan vintage? Para explicarlo, nada mejor que el último estudio publicado en la revista “British Medical Journal” este mismo mes y llamado “Egg consumption and risk of cardiovascular disease: three large prospective US cohort studies, systematic review, and updated meta-analysis”. En él han evaluado la asociación entre la ingesta de huevos y el riesgo de enfermedad cardiovascular entre mujeres y hombres en tres estudios; uno de ellos llevado a cabo entre 1980 y 2012, otro de 1991 a 2013 y el último, de 1986 a 2012. En el primero se incluyeron 83.349 mujeres, en el segundo 90.214 y en el tercero 42.055 hombres. Es decir, la evaluación se ha hecho en muchísima gente durante varios años. Los resultados de las tres muestras dejan claro que el consumo moderado de huevos (hasta uno por día) no está asociado con el riesgo de enfermedad cardiovascular en general. Una dieta no es saludable por la cantidad concreta de uno de sus nutrientes, ni tampoco por su presunto equilibrio, si no por la calidad de sus alimentos. Así pues, comamos más fruta y más huevos y dejemos de comprar ultraprocesados, productos light, alcohol etc. Y recordemos que, aunque es cierto que cualquier cosa en exceso es mala, no todos los alimentos son igual de malos en cuanto al posible exceso o abuso que se puede realizar de ellos. Existe una diferencia significativa cuando recomendamos un plátano a cuando lo hacemos con galletas para niños o refrescos tipo Aquarius, por ejemplo. Pues el riesgo de comer mucho plátano no es equiparable al de hacerlo con productos azucarados (con azúcar libre).