JUL. 19 2020 PANORAMIKA Vencer al olvido IKER FIDALGO La producción artística actúa en muchas ocasiones como una huella, un rastro de una forma de vida. Si el arte pertenece a su época, su trascendencia en el tiempo hace que permanezca creando un hilo que le ayuda a no renunciar a su propia memoria. La creación objetual y cualquier obra plástica posee de manera inherente un deseo de no desaparecer, de perpetuarse más allá. Es por eso que hoy tenemos a nuestra disposición en centros, galerías y pinacotecas piezas de múltiples épocas. Esto revela por un lado un esfuerzo como sociedad para la conservación de dichas colecciones pero, por otro, una intención presente ya en el proceso creativo, en la que podemos imaginar una lectura futura de aquel contenido que el mismo objeto propone. A pesar de muchas tendencias artísticas que abrazaron lo efímero en su forma de proceder, la documentación audiovisual y fotográfica ganaron la batalla al olvido haciendo llegar hasta nuestros días un registro de lo sucedido. Llegados a este punto, es de nuevo el papel del público el que se antoja imprescindible. Es la mirada de este la que finalmente vuelve a dar contexto a aquello que observa, pues lo verdaderamente importante no es cuándo se realizó sino cuándo se está viendo. Esto ocurre también con muchas otras disciplinas: películas, obras de teatro, novelas o ensayos que fueron creados en un momento concreto y que vuelven a nuestro presente para ser dotados de nuevos significados, adquiriendo un sentido diferente pero que sin duda mantiene la ligazón con el momento de su nacimiento. Esto que es la esencia de la trasmisión cultural es lo que acaba por conformar espacios comunes para nuestro devenir como sociedad. La Sala Rekalde de Bilbo inauguró el pasado 14 de febrero una gran muestra dedicada a la fotógrafa Cristina García Rodero (Puertollano, 1949) titulada “Con la boca abierta”. García Rodero es una de las fotógrafas más relevantes de su generación y forma parte de la prestigiosa Agencia Magnum, fundada en 1947 por nombres como Robert Capa o Herni Cartier-Bresson, entre otros. La exposición, que estaba prevista hasta el pasado mayo, ha ampliado su fecha de cierre hasta el próximo 24 de julio. El proyecto que se presenta en un tono retrospectivo repasando a través de más de 60 fotografías cuarenta años de trayectoria en la que la autora se ha labrado un merecido reconocimiento. El registro fotográfico asume una labor documental y casi etnográfica en la que la figura humana asume un gran protagonismo. El blanco y negro domina plenamente la colección y los grandes formatos nos ayudan a tener una experiencia mucho más inmersiva con cada instantánea. La figura de la fotógrafa se establece como un testigo del tiempo para capturar retazos de memoria que narran las formas de vida que nos atraviesan. La Galería Talka de Gasteiz abrió sus puerta el pasado 12 de junio para dar cabida a un nuevo proyecto de la artista Miriam Isasi (Gasteiz, 1981). “Conservas pre-apocalípticas” propone una reflexión sobre nuestra relación de dominación con la naturaleza a través de un proceso de investigación sobre especies de plantas en vías de desaparición. Utilizando una imaginería cercana a la alquimia, a los saberes ocultos y a la cultura popular, Isasi nos invita a acercarnos a una serie de piezas de vidrio que albergan especies conservadas en aguardiente. Una suerte de inventario vegetal que, sin embargo, no abandona el lenguaje del arte y las esculturas comparten lugar en la sala con una serie de aguafuertes que nos transportan a lo mitológico. La conservación, la domesticación, el legado de la sabiduría popular o la convivencia con los elementos naturales de nuestro entorno son algunas de las líneas conceptuales que suscitan las obras que habitan Talka hasta el próximo 24 de julio.