Formas y lenguaje
El arte contemporáneo se desarrolla desde múltiples disciplinas. Cuando las grandes artes fueron superadas, cada artista dejó de ser necesariamente especialista en un material o método. La llegada del arte conceptual propició que la fabricación artesanal y la dominación de las técnicas pasaran a un segundo plano para hablar directamente desde la propuesta discursiva y poética. A pesar de la radicalidad de los cambios vanguardistas, las transiciones nunca son totales y el nuevo paradigma de la creación que propició el devenir de los años 60 acabó por establecer un escenario en el que la forma y el concepto conviven y se despliegan entre las diferentes tendencias y la evolución del propio mundo del arte.
Cada nueva generación asume una herencia previa por la que es atravesada y condicionada pero sin negarse a reclamar un protagonismo propio. Es por eso que la creación artística siempre está conectada con lo anterior, casi como un terreno confiable desde el que apoyarse para saltar hacia lugares menos confortables. Todas las obras poseen resonancias de otras y el mito de la originalidad cae por su propio peso. Podría parecer absurdo pensar que el arte debe inventar constantemente nuevos lenguajes cuando su objetivo es interpelar cada mirada, y para eso necesita de códigos compartidos. Una de las riquezas de la producción artística es entender las conexiones creadas con otras piezas, temporalidades o tendencias, pues es este entramado el que sustenta gran parte de aquello de lo que se compone la cultura.
“Achanta la mui” es una expresión en el lenguaje quinqui o romanó de la etnia merchera que se traduce como una orden para hacer que alguien se calle. Es también el título de la exposición que Claudia Rebeca Lorenzo (Logroño, 1988) inauguró en el Centro Cultural Montehermoso de Gasteiz el pasado 3 de julio y que estará disponible hasta el próximo 30 de agosto como uno de los nombres premiados en la convocatoria anual del centro el pasado 2019. Lorenzo es una artista afincada en nuestro contexto, cuya valía se demuestra por el recorrido que su trabajo está teniendo. Ha obtenido varios premios y becas y ha formado parte de elencos como Ertibil o Generación 2020 en Madrid. La muestra se compone de varias piezas pictóricas, cuyo montaje en sala no se establece con una gran contundencia pues, excepto dos de ellas, el resto son de formato medio o pequeño. Sin embargo, esto es una de las fortalezas del proyecto, ya que comparten espacio con varias esculturas de potente presencia, lo que nos permite descubrir diferentes narrativas dentro del mismo planteamiento. A pesar de encontrarnos con rostros, bustos y motivos naturales como plantas y flores, es el propio material el que acaba por llevarnos hacia una abstracción en la que la relación entre materia, gesto y pigmento domina nuestra atención. Existe un componente de violencia en la manera en la que la pintura se agarra a cada papel, así como en un modelado que se intuye sobre grandes bloques de cinta transparente, revelando un proceso creativo fuertemente ligado a lo matérico.
Irati Inoriza (Balmaseda, 1992) expone en el Gabinete Abstracto de la Sala Rekalde de Bilbo y hasta el 29 de este mes “With(in), With(out) me” como parte del ciclo Barriek 2020. Lo performático y su representación articulan la base de la investigación de este proyecto en el que la autora se sirve de las imágenes que los cuerpos desprenden practicando la lucha de contacto.
Por último, el programa Harriak, coordinado desde Eremuak del Gobierno de Lakua, propone un nuevo capítulo en las calles de la localidad vizcaina de Ea. Los trabajos de Bernarda Beñat G. & Maialen Gallastegi, Santiago Fernández-Mosteyrín y Michelle Lima (Mal studio Project) se despliegan por varios lugares públicos bajo la mediación comisarial del artista irundarra Iván Gómez. “Y me abrigué con tu palabra de fuego” podrá disfrutarse hasta el día 14.