AUG. 23 2020 SORBURUA En terrenos pantanosos TERESA MOLERES El ciprés calvo, abedul y sauce llorón son algunos de los árboles a los que les gustan los suelos húmedos y los terrenos pantanosos. El ciprés calvo, Taxodium distichum, es un ciprés cuyo follaje, parecido al de los helechos, se vuelve de color bronceado en otoño antes de caer. Originario de los manglares de Florida, es rústico y se caracteriza por unas protuberancias de las raíces parecidas a rodillas que salen por encima del suelo. Su pariente Metasequoia es también rústico y se vuelve dorado en otoño. Entre las epicea hay una rara Picea sitchensis a la que también le van bien los suelos húmedos. El abedul llorón Betula pendula es un árbol que de adulto puede llegar a tener quince metros de alto. Semejante gigante llorón, solo puede plantarse en un gran espacio. Sin embargo, otros abedules como el pequeño Tristis, de tronco blanco con flecha vertical y ramas laterales lloronas, alcanzará los diez metros A todos los sauces, desde el más pequeño mimbrero al gran sauce blanco, les gusta el terreno húmedo. Además, se multiplican fácilmente por esquejes. Los sauces más elegantes, como el Salix exigua de tres metros, tienen el follaje plateado largo y fino. El sauce Salix udensis “Sekka” tiene cinco metros, y en invierno, sin hojas, sus ramas forman una copa retorcida que le hace el favorito de los japoneses. El sauce S. Alba crece en los pantanos y a orillas de los ríos europeos; de hojas estrechas y plateadas, en un tiempo estuvo de moda la poda en tetard o descabezado para plantarlos en avenidas y parques. Esta poda desmochada se debe comenzar con los brotes jóvenes y siempre efectuados por un corte en bisel en las proximidades de un tira-savia, para evitar el riesgo de podredumbre. Otro árbol partidario de los suelos húmedos y ácidos es el serbal de los cazadores, Sorbus aucuparia, que detesta los terrenos calcáreos o secos. Sus frutos reunidos en corimbos color rojo vivo, se colorean a partir de mediados de julio y atraen a los pájaros y a los cazadores que les disparan en pleno festín. Otros serbales ornamentales son el S.aucuparia var; Edulis con frutos de color naranja que son comestibles o el “Pendula”, un llorón de cuatro metros apropiado para un jardín pequeño.