Con el lema de “Lucha contra la contaminación por plástico” el pasado 15 de marzo, Día Mundial de los Derechos del Consumidor, la Organización internacional de consumidor@s (IC) ha puesto el foco sobre la crisis mundial por contaminación de este material que, a nivel global, está causando daños irreparables en todo tipo de vida en el planeta.

A pesar de ser un material útil en nuestra vida cotidiana, el consumo y la producción del plástico se ha vuelto insostenible porque está afectando de forma negativa en todos los ecosistemas, incluido el humano. Tanto las aguas marinas, como la de lagos y ríos, están infestadas de restos plásticos que afectan a tortugas, peces, aves y multitud de especies que o bien mueren contaminadas o acaban en nuestra cocina trasladando la contaminación. Aunque no existen datos concretos sobre el número de personas afectadas, sí se sabe que a través de la cadena trófica o cadena alimentaria se van transfiriendo la materia orgánica (nutrientes) y energía de una especie a otra, y los humanos somos receptores en este proceso.

Opciones básicas. Hay datos sobre porcentajes de personas que en Europa, Estados Unidos y América del Sur protestan enérgicamente sobre la producción y la utilización de plásticos –en especial los de un solo uso– que después contrastan paradójicamente con el consumo que se hace en el día a día.

Si bien es cierto que a las personas consumidoras el mercado nos pone difícil la opción del consumo sostenible, vamos tarde en la recuperación de ecosistemas pero en todo caso evitemos agravarlos más con nuestras elecciones diarias y con nuestra forma de funcionar.

- Si compras envasados, elige los que no usan plástico.

- Usa bolsas reutilizables cuando vayas a la compra.

- Evita los productos desechables: maquinillas de afeitar, bastoncitos, toallitas húmedas...

- Evita el agua embotellada y reduce el consumo de refrescos y zumos embotellados.

- Opta por las fibras naturales (algodón, lino...) y evita las sintéticas (poliéster, elastán...).