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SORBURUA

Habas de primavera


Antes de que las alubias americanas llegasen a Europa, nos alimentábamos de unas alubias europeas diminutas y de habas, Vicia faba. En los yacimientos del Neolítico se han encontrado semillas de habas y, al parecer, la variedad que conocemos llegó desde Asia Menor. Las primeras habas eran muy pequeñas, mientras que el tamaño de las actuales puede llegar a los 30 cm de vaina con una docena de habas grandes.

Las alubias americanas acabaron imponiéndose y las habas se quedaron de alimento para el ganado. Todavía en el norte de Europa se sigue cultivando como forraje. Sin embargo, en los países del Mediterráneo no perdieron su reputación de saludables y, como tal, entran en la dieta mediterránea. Últimamente han vuelto a triunfar y son muy demandadas en nuestros menús, cocinadas de diversas formas. Secas duran mucho tiempo, en puré, las muy jóvenes crudas en ensalada y sin la piel blanca, apenas cocinadas.

Su cultivo exige paciencia: tres semanas para que despunte, ya que el grano germina cuando la temperatura del suelo sube de 5 a 10°. Primero se forma una roseta de hojas verdes redondas con muchos nervios; el tallo puede alcanzar entre 30 cms y un metro de altura. Las flores en forma de mariposa son de color negro y blanco pero también existen variedades más decorativas de colores púrpura y blanco. Son además una fuente de néctar para los insectos polinizadores. Para espacios pequeños contamos con la variedad nana que no supera los 60 cms, Crimson flowered, de flores rojizas y habas pequeñas.

Es conveniente, para ayudarla en su crecimiento, formar un montículo de tierra alrededor del pie. Las variedades altas necesitan tutores cuando se están formando las vainas; cuatro estacas sólidas hincadas en los extremos de la hilera se unen con dos cordeles a 30-40 cms del suelo uno y el otro a 60-80cms. Las habas no necesitan abono, por medio de unas bacterias que fijan el nitrógeno atmosférico en sus raíces, enriquecen el suelo beneficiando los cultivos posteriores. El problema son los pulgones, hay que combatirlos por los medios clásicos: prevención con purín de ortiga. Si la plaga ya está instalada, pulverizar con jabón potásico.