Gotzon Uribe
Crítico musical
MÚSICA

Gary Bartz

La sombra que Gary Bartz proyecta sobre las últimas seis décadas en la escena de la música negra más progresiva y su continua dedicación a la misma, lo convierten en un colaborador imprescindible en el sello Jazz Is Dead. La suya es una vida vinculada a su saxo. Impregnado de la historia y la tradición, es incansablemente experimental sin ser propenso a caer en ningún tipo de purismo. Goza tanto del respeto y la admiración de sus compañeros como del culto de varias generaciones que han venido después de él, incluidos Adrian Younge y Ali Shaheed Muhammad, lo que inevitablemente les llevó recientemente a publicar el disco “Gary Bartz JID 006”.

Siempre es un acontecimiento cuando la fenomenal serie de álbumes Jazz Is Dead, editada con tanta dedicación por Ali Shaheed Muhamad y Adrian Younge, saca un nuevo lanzamiento en el sello del mismo nombre. En esta ocasión su sexta referencia nos presenta a la legendaria figura del jazz estadounidense. El progresista y versátil saxofonista ha estado en el centro de la escena del jazz neoyorquino desde finales de los años 50, participando en sesiones con Freddie Hubbard, Pharoah Sanders y Lee Morgan. A principios de los 60 trabajó con Mingus, Roach y Dolphy antes de unirse a los Jazz Messengers de Art Blakey en 1965, donde debutó con el álbum “Soulfinger”. Tres años más tarde comenzó su colaboración con McCoy Tyner, fallecido hace poco más de un año. Otro punto destacado fue su participación en la Miles Davis Band en los años 70. Musicalmente, Bartz era y es difícil de definir. Ya sea en el bebop, el hardbop, el free jazz, la fusión, el soul, el jazz-funk o con su grupo NTU Troop –con el que combinaba partes de la música tradicional africana con formas de jazz moderno–. Su creatividad no conoce fronteras y el encuentro para este nuevo disco ha sido solo cuestión de tiempo.

Adrian Younge y Ali Shaheed Muhammad, de Jazz Is Dead, junto con Gary Bartz, han producido un álbum que básicamente combina puntos de contacto de la historia del jazz moderno con el estilo de tocar contemporáneo de la “next generation jazz”, editando un álbum compositivamente variado y con mucho groove. Y mostrando a una figura como Bartz aportando sin esfuerzo su enorme repertorio y experiencia.

El contenido sociopolítico de gran parte de la obra de Bartz –especialmente durante los primeros años de la década de los 70– es otro factor que ha captado la atención e influido en muchos. Estaba muy atento a los problemas acuciantes de su época, que lamentablemente no han cambiado mucho en medio siglo, lo que añade relevancia y resonancia a álbumes como los dos trabajos de Harlem Bush Music. Decir lo que piensa y expresar pensamientos y sentimientos lírica y vocalmente fue un aspecto constante de su trabajo durante esta época.

CD AIPAGARRIA

 

William Tyler

“New Vanitas” • Merge, 2021 • Americana

El concepto de ‘vanitas’ en el arte medieval se refería a la yuxtaposición de símbolos macabros de la muerte con materiales efímeros para ilustrar la impermanencia de las cosas terrenales. Lo que le llamó la atención al compositor William Tyler fue la representación de lo efímero y la impermanencia. Con esos conceptos en mente, su intención ha sido la de encontrar una forma de darle un giro y proyectarlo en una dirección más esperanzadora. Sus nuevas composiciones están creadas en Nashville, hogar al que regresó para pasar el confinamiento. Como en el resto de su obra, el minimalismo, los detalles, las sutiles melodías y la transparencia sonora aparecen aquí también. Con estas nuevas canciones muestra una especie de tablero de ánimo. El sonido se disuelve en otro sonido, la imagen en otra imagen y reflexiona sobre el paso del tiempo y la fugacidad.