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CONSUMO

Publicidad en línea


Crece el número de personas usuarias de la red que piden a las instituciones europeas (Parlamento, etc) que aborden pronto y seriamente el mundo de la publicidad en línea y el modelo actual de vigilancia invasiva que lo sustenta. Empresas como Facebook y Google han constituido este modelo de vigilancia para ofrecer a los anunciantes acceso a millones de usuarios en línea y poder ofertar así una ingente cantidad de anuncios personalizados e invasivos. 

Lo que en sus inicios apuntaba a razones meramente comerciales –una bicoca para las empresas anunciantes y un poderío para las empresas “facilitadoras” de datos– ha ido derivando en creación de perfiles categorizados por ingresos, puntos de vista religiosos, políticos... e incluso por eventos como el embarazo, el duelo o la enfermedad. Una invasión de la vida privada en toda regla y desde luego con fines espurios.

Privacidad. Esta percepción del problema ya lleva tiempo denunciándose, sobre todo en países como los nórdicos, Alemania o el Estado francés, en parte por los años de adelanto en el acceso a las nuevas tecnologías, y también por ser sociedades “más celosas” a la hora de salvaguardar su privacidad. Una gran parte del problema es que la mayoría de las personas desconocen en gran medida cómo se recopilan y utilizan sus datos mientras están usando la red. Con demasiada frecuencia, el consentimiento de los usuarios para estos procesos se agrupa en largos términos y condiciones, donde es poco probable, si no imposible, que se otorgue de manera significativa.

En vista de que los problemas crecen, con un fuerte desempoderamiento de la ciudadanía, grupos de expertos del mundo académico, sociedad civil y veinte eurodiputados han creado una “Coalición europea” para presionar a las autoridades competentes e intentar que esta tendencia se prohiba. Según señalan y denuncian «la personalización opaca y la microobjeción de la publicidad promueven la difusión de desinformación y actividades ilegales y aumentan la vulnerabilidad del consumidor a través de un mayor riesgo de fraude o robo de identidad».