Teresa Moleres
SORBURUA

Rosas antiguas para postres dulces

Los persas ya utilizaban rosas para sus preparados medicinales y para la elaboración de perfumes. Sus propiedades se han confirmado por la práctica médica contemporánea para luchar contra el envejecimiento de la piel, para facilitar la digestión e incluso para subir la líbido. De las cocinas muy elaboradas como la francesa del s.XVII nos han llegado recetas de confituras acompañadas de violetas y flores de naranja, flores frescas, helados y pétalos escarchados. El gusto de los pétalos de la rosa es dulce con un ligero toque picante.

Las recetas se preparan con flores frescas, puestas a secar en el horno, o simplemente al aire libre teniendo cuidado de darles la vuelta a menudo. Si las rosas se atrasan, no se abren y, si las necesitamos para nuestros preparados culinarios, podemos sustituirlas con la recogida de yemas, también deliciosas. Sin embargo, es conveniente recortar la base blanca o más clara de los pétalos por ser amarga y eso puede estropear el plato; desechar estambres y pistilos y lavar con agua fría mirando que no tengan insectos escondidos.

Es importante recordar que las rosas comestibles como cualquier otra flor que se lleva a la boca no deben estar tratadas ni con productos químicos ni pesticidas. Como todas no tienen el mismo sabor, mejor escoger las rosas de los rosales no remontantes –son las que tienen la capacidad de florecer más de una vez al año–, que son demasiado perfumadas, especialmente las primeras flores de mayo, y por tanto las preferidas por los perfumistas.

Las dos rosas favoritas para cocinar son la rosa gálica –Rosa gallica var.officinalis y la rosa de Damasco R.x damascena. También se utilizan en repostería las rosas antiguas y la R.centifolia, llamada así por su gran cantidad de pétalos. Los pétalos se recogen de mayo a junio, temprano por la mañana con las flores y capullos recién abiertos. Hablando de rosas, no podemos olvidarnos de los escaramujos comestibles, los frutos del rosal, muy ricos en vitamina C. Se recogen algo pasados con los primeros fríos para preparar jaleas y licores. Son especiales los de la rosa rugosa, R. rugosa.