Berta Garcia
CONSUMO

Videojuegos para menores

Los videojuegos se han convertido en una de las industrias de mayor producción y consumo, en paralelo al desarrollo tecnológico (videoconsolas, smartphones, ordenadores, etc.). Como industria del entretenimiento, los videojuegos llegan también a un público infantil y adolescente y suelen ser una compra recurrente a lo largo de todo el año, disparándose su venta en fechas señaladas como la Navidad –Olentzero, Reyes–.

Como todo en la vida, el uso de las nuevas tecnologías tiene su cara y su cruz; y depende de las personas adultas el realizar una compra responsable, pero también segura, atendiendo a la clasificación por edades o, en el caso de las aplicaciones para móviles, vigilar a qué contenidos acceden los menores y ejerciendo el control parental.

Puntos de atención. La información viene en el embalaje del videojuego o en la ficha técnica de la aplicación para dispositivos móviles. Permite identificar la edad recomendada para su uso y, de forma complementaria, los llamados descriptores del contenido sensible incluido en el mismo y lo hace a través de pictogramas. Así, la violencia está representada por un puño; el miedo con una araña; las drogas con una jeringuilla; el sexo con los símbolos del sexo femenino y masculino, etc. En el caso del uso de plataformas de pago (como por ejemplo Netflix), esta información se puede encontrar al elegir el título que añade el contenido por el que se ha determinado su calificación, y permite restringir contenidos no apropiados según la edad o bloquear una obra específica.

Además de la clasificación por edades y control de contenidos, hay que tener en cuenta otros riesgos, sobre todo con los videojuegos en línea, como es el riesgo de la pérdida de privacidad con la publicación excesiva de información privada, la cual puede ser utilizada en contra de la propia persona usuaria menor. En cualquier caso, y al margen de la importancia de atender el etiquetado es muy recomendable probar los productos de manera previa. Que los juegos de nuestros menores no nos la “jueguen” a los mayores.