Iker Fidalgo
Crítico de arte
PANORAMIKA

Habitar entre lenguajes

El arte se mueve siempre en un terreno poco definido. En ocasiones podemos enfrentarnos a obras cuyo código podemos entender desde el primer momento y en otras, puede que necesitemos otros caminos que nos ayuden a entrar en ellas. Aún y todo, toda producción creativa y lo que trasmite tiene mucho de emocional. Sería un error acceder al arte con una actitud meramente analítica sin dejarnos llevar por aquellas sensaciones no controladas, esas que parece que se filtran directamente a través de la piel. La creación artística habita entonces entre ambos lenguajes. Aquel relato que requiere ser desgranado por el público y construído en colaboración con la mirada visitante se combina con cuestiones mucho menos racionales que buscan encontrarnos a través de estrategias más directas. Y es que no podemos olvidar que la producción artística busca, en la mayoría de los casos, un equilibrio entre todo lo que se refiere a su significado, concepto, idea, o mensaje y todo lo que habla sobre su presencia, material, puesta en escena o cuerpo. Por tanto, si bien no se trata de que busquemos escribir un manual de instrucciones para visitar una exposición, si que debemos saber que todos estos factores pueden darse cada vez que entremos en una propuesta expositiva. Es por eso que como público contamos con nuestros propios recursos que nos acompañan en cada nueva experiencia, siendo capaces de trascender entre las múltiples capas que componen el arte contemporáneo y permitiendo que nos lleve hacia lugares que nos alteren nuestros cimientos más estables.

En diciembre, Juan Pérez Agirregoikoa (Donostia, 1963) inauguró en la galería Carreras Mugica de Bilbo una exposición titulada “Insignificando”. La muestra que podrá visitarse hasta el próximo 23 de febrero es una oportunidad para acercarnos a un artista único en nuestro territorio, cuya creación está marcada por una personalidad propia que la hace reconocible. Hace algunos años pudimos ver en el museo Artium de Gasteiz una gran exposición individual comisariada por Peio Agirre y que ya reseñamos en estas páginas. Algún tiempo después las paredes de la galería bilbaína nos permiten entrar en una propuesta conformada por dos series: “Great Black Chickens” y “American imperialism is…” . Cada una de ellas funciona desde su propio lugar aunque en su disposición conjunta se disparan una serie de relaciones que las enriquecen. La primera de ellas está compuesta por varios lienzos de gran formato en los que a través del dibujo realizado con lápiz en un solemne blanco y negro encontramos figuras de águilas que nos recuerdan a las imágenes heráldicas o al lenguaje imperial. Cabezas angulosas de picos agudos, plumajes recios y garras que se yerguen amenazantes sobre sus bases. “American imperialism is...” se exhibe desde un colorido casi sobresaturado. Collages de factura naif en las que un tigre parece ser el protagonista de diversas situaciones. Mariposas, pollitos o abejas son algunos de los elementos que acompañan las composiciones. El conjunto de la muestra se balancea entre el uso de los símbolos y los significados impuestos por las tradiciones culturales. Desde un sarcasmo que se entrevé en ambas series, el artista nos enfrenta ante construcciones que ubicamos y que de alguna manera nos son familiares. Al resituarlas, mezclarlas y confrontarlas, nos obliga a que las repensemos, no solo como lo que significan si no como lo que entendemos. Nuestra cultura está plagada de símbolos que hemos aceptado y que ejercen el poder de construir el sentido de nuestro pensamiento.

El programa “Joven llama Joven” de la Galería Lumbreras de Bilbo, cuenta con el pintor malagueño Marcos Rico (Málaga, 1983) como el segundo protagonista de los cuatro que conforman esta temporada. “Don´t kill my vibe” es el título de la exposición que habita la planta subterránea de la galería hasta el próximo 25 de febrero. La pintura de Rico aparece como una figuración diluida, cargada de materia en donde la pincelada y el pigmento adquieren un volumen destacable. Figuras, rostros y fondos que se deforman como si todo fuera parte de una ensoñación o de un recuerdo van desplegándose a través de piezas de diferentes tamaños y formatos.