«Belle»
Desde que en el año 2013 Hayao Miyazaki presentara “El viento se levanta”, la que debía ser la película que cerrara una de las filmografías más brillantes de la historia, buena parte de la cinefilia se ha visto abocada a resolver una duda prácticamente existencial: ¿Quién va a ser el sucesor de dicho director? Téngase en cuenta que de quien hablamos es, con total seguridad, el animador más dotado de todos los tiempos, ni más ni menos. O sea, que llevaremos casi una década en que la animación japonesa (cuya industria es puntera a nivel mundial) busca llenar el vacío dejado por el veterano puntal del estudio Ghibli.
En este engañosamente desolador panorama, han despuntado tres autores a los que podemos agrupar en una «triple M» que, ahora mismo, concentra buena parte de las ilusiones de los fans del anime. Está el alocado Masaaki Yuasa, autor de títulos de culto como “Mind Game” o “Night Is Short, Walk On Girl”; está también Makoto Shinkai, maestro del melodrama moderno, responsable de, por ejemplo, aquel éxito descomunal a escala global, titulado “Your Name”. Y, por supuesto, está Mamoru Hosoda, a quien ya viéramos en la Competición por la Concha de Oro de Zinemaldia en 2015, a razón de “El niño y la bestia”; el mismo que hará ya cuatro años estuviera detrás de “Mirai, mi hermana pequeña”, uno de los títulos de animación más queridos de los últimos años.
Pues bien, ahora este cineasta vuelve a la carga con “Belle”, película presentada en Cannes y que posteriormente se consolidó ante la audiencia del Festival de Cine Fantástico de Sitges; una propuesta que consagra a Hosoda como uno de los artistas más clarividentes a la hora de tomar el pulso al espíritu de nuestros tiempos. Si hablamos de captar el «zeitgeist», la película que ahora nos ocupa entra inmediatamente en situación, desplegando ese barroquismo visual marca de la casa. Sin que nos haya dado tiempo a acomodarnos en la butaca, Hosoda nos zambulle en el espacio infinito de «U», un mundo virtual donde Suzu, una adolescente de 17 años marcada por la reciente muerte de su madre, encuentra su rincón; esa zona de confort que la realidad parece haberle negado.
Protegida por el anonimato que le confiere su avatar, emprende una fulgurante carrera como cantante pop que, en un abrir y cerrar de ojos, la convierte en la gran sensación de dicha mega-red social. Y, evidentemente, todo es maravilloso... hasta que desde otro rincón (uno mucho más oscuro) emerge una presencia amenazante. Una criatura aterradora, monstruosa, cuyos brutales procederes ponen en riesgo los equilibrios de este ecosistema recientemente descubierto. Pero esto es solo el punto de partida; a partir de aquí, todavía quedan casi dos horas de película, un metraje en el que Hosoda destaca principalmente por conjugar, con suma habilidad, los referentes con los que juega.
Para acabar de ponernos en situación: “Belle” es lo más cerca que vamos a estar de revisitar el clásico “La bella y la bestia” a través de las gafas de realidad virtual de “Ready Player One”. Así pues, las tensiones del relato las concentran dos personajes a los que en principio ya conocemos... solo que estos coexisten en un tablero regido por reglas que emanan de un mundo en el que todo, absolutamente-todo, es susceptible de caducar con la misma rapidez con la que recibimos un «Like» o perdemos un «Follower». Basculando entre la sobre-estimulación de nuestros tiempos y el encanto discreto y noble de antaño, Hosoda convierte la pantalla (de cualquier dispositivo) en máscara, pero también en ese espejo donde queda reflejado nuestro auténtico yo. Con ello, “Belle” salta constantemente de una pestaña a otra del navegador: ahora es una cinta de aventuras, ahora es una comedia romántica, ahora es una película de terror sobre el infierno de los abusos... Y brilla siempre como retrato generacional de una juventud a la que el online ha conferido el don (y el lastre) de poder vivir mil y una vidas distintas.