MAR. 27 2022 PANORAMIKA Arte = vida Iker Fidalgo Josep Beuys fue un artista alemán perteneciente al movimiento Fluxus a principios de los años 60. Su trabajo ha trascendido hasta nuestros días siendo una de las figuras más conocidas del S.XX. Entre sus muchas aportaciones en el mundo de la escultura y la performance, Beuys desarrolló una idea del arte que llevaría hasta las últimas consecuencias. Para Beuys el arte era inherente a todos los seres humanos y lo más cercano a un ritual casi mágico, capaz de democratizarse y alcanzar a todo tipo de público. El arte y la vida eran exactamente lo mismo y con ello todo lo que rodea al acto de vivir. Esto sitúa al artista en una relación con su producción que va mucho más allá de la práctica profesional, pues lo reivindica como una manera de estar en el mundo y en consecuencia, de entenderlo y habitarlo. El arte es aquello que se hace mientras se vive y responde a nuestra propia experiencia. Hace tres años, en el barrio de Zabalgana de Gasteiz, una niña de 14 años fue atropellada. Su muerte fue el punto de partida para un doloroso camino de duelo que emergió como un proceso creativo desarrollado por su padre, el artista y escritor Rubén Díaz de Corcuera (Gasteiz, 1964). El arte inserto en las espinas más afiladas de la vida es el que se hace desde la muerte. No solo como un recuerdo o como un homenaje, sino como una memoria activa y un acto de reivindicación, pues el fatal accidente sucedió en una zona cuya peligrosidad había sido advertida en varias ocasiones por las asociaciones barriales y desoída por la administración de la ciudad. “Resistencia al olvido” es el título de una serie de 13 acciones/piezas artísticas que han servido para inaugurar un nuevo espacio expositivo localizado en el mismo barrio. La galería bautizada como “El estado del arte” es regentada por el propio Díaz de Corcuera y Lourdes Errasti. La radicalidad de la enunciación de Beuys aterriza sin miramientos en el trayecto completado por el artista alavés. “Resistencia al olvido” es ante todo un acto de amor y de acción política. Una perseverancia poética cubierta por el terciopelo negro del luto que no abandona la mordedura apretada de quien reclama justicia para lo sucedido. ¿Qué hacer ante un drama tan grande como el atropello de una hija? La constelación formada por un negro profundo, el lugar de los hechos y la propia ciudad de Gasteiz es el mapa en donde el arte se apega a la vida, pues no hay otra manera de mantenerse en pie y de no cejar en el señalamiento de aquello que pudo haber evitado lo sucedido. La obra que da nombre a la exposición es una cartulina de formato medio que fue cubierta por el artista a base de garabatear encima con todos los rotuladores negros que pudo encontrar en su casa. Muchos fueron reutilizados utilizando restos de perfume infantil hasta conseguir exprimir las últimas gotas de sus cartuchos. El resultado es un cuadro negro plagado de gestualidad y olor. Una huella de una mano que poco a poco cubre la luz con la oscuridad. “Todos los días, aquí mismo” es un video de algo más de 4 minutos de duración en los que el artista realiza una y otra vez el último camino recorrido por su hija. Como una penitencia resistente que se niega a abandonar la presencia de quien ya no está y que incide en el momento exacto del hecho. “Concentración” está formada por una serie de manifestaciones realizadas en el punto exacto del atropello. La pieza la componen los formularios cumplimentados que el Gobierno de Lakua solicita para cualquier acto en el espacio público. Con la diferencia que en esta ocasión solo asiste un cuerpo vestido de negro que subraya con su silencio el lugar fatídico. En una dimensión más íntima, “Estigma” consta de una camiseta que el propio autor viste y que reza: “Sí, soy el padre de la niña muerta”. En las imágenes fotográficas de “Condensador de duelo” vemos una bola de granito negro de 40 kilos pintada de riguroso negro que acompaña a Rubén en varios momentos de su vida. El peso de un vacío que nunca desaparece. Entre el resto de obras cabe destacar “13 cartas negras”: una serie de misivas enviadas al alcalde de la ciudad en la que se exigen responsabilidades sobre la falta de previsión que supuso el atropello de su hija Irene. Escritas en negro sobre fondo negro algunas de ellas alcanzaron una dimensión performartiva, manchando las manos de negro de quien abriera el sobre o dejando caer sobre la mesa de su destinatario confetti de color negro. “Resistencia al olvido” es ya una de las propuestas artísticas más verdaderas e interesantes que podemos visitar este 2022 en nuestro territorio y se encuentra disponible hasta el 9 de abril. Una exposición en la que el arte escuece y quema. Nos agarra, nos asusta, nos confronta y nos desafía. Pues como en la vida, el dolor nunca desaparece.