Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
CINE

«Roe v. Wade»

Si buscamos una película representativa de la era Trump hay que decantarse por “Roe v. Wade” (2019), la cual a pesar de su carácter panfletario participó en numerosos festivales internacionales, resultando premiada en el VIFF (Festival de Cine Independiente de Viena). Aunque llega a nuestras pantallas con retraso, y de la mano de la distribuidora de cine cristiano European Dreams Factory, coincide con un momento en el que el expresidente de EEUU vuelve a estar de actualidad. En su versión doblada va a llevar el título de “El grito silencioso”, en honor al cortometraje homónimo “The Silent Scream” (1984), narrado por el doctor Bernard Nathanson, que de estar a favor del aborto en un principio luego pasó a convertirse en destacado activista del movimiento pro-vida. También es el protagonista del largometraje, en la interpretación de Nick Loeb, que además de actuar, escribe, dirige y produce de manera personal este proyecto.

El padrinazgo de Nick Loeb al frente de un producto de carácter promocional explica que el presupuesto fuera de seis millones y medio de dólares, una cantidad muy por encima del coste medio de las películas del lobby cristiano en EEUU, que se suelen realizar mediante campañas de micromecenazgo. Loeb utiliza el cine a la manera en que Trump lo hacía con la televisión, a fin de conseguir influencia mediática. Es descendiente de dos de las familias más poderosas del país, por un lado de los Loeb de American Metal Company, y por otro de los Lehman de Servicios Financieros Lehman Brothers. Cada dos por tres está en las portadas a cuenta de su litigio con la actriz Sofía Vergara, quien se niega a que su expareja utilice embriones congelados para la fertilización in vitro.

¿Cómo llega Loeb a codirigir la película, sin tener ninguna experiencia tras la cámara? Porque la mayoría del equipo técnico, incluida la dirección, se despidieron del rodaje al comprobar que la pareja de guionistas formada por el propio Loeb y su socia Cathy Allyn les estaba engañando. Les mostraban partes del guion retocadas o cambiadas, cuando en realidad se pretendía filmar otra cosa a última hora. Lo mismo ocurría con el reparto, y al final permaneció el núcleo duro encabezado por el veterano actor ultraconservador John Voight, que daba prestigio al cartel.

La filmación transcurrió siempre en secreto con el título genérico de “1973”, pero el personal saliente filtró a la prensa la verdadera naturaleza del proyecto, por lo que muchos estamentos como la Universidad Estatal de Louisina se negaron a ceder el permiso para las localizaciones. Entonces Alveda King, sobrina de Martin Luther King, que participa en el largometraje como en tantos otros que abordan la temática antiabortista, se quejó de que el Hollywood progresista estaba presionando contra lo que consideraban propaganda del bando republicano.

“Roe v. Wade” (2019) es un manifiesto negacionista en toda regla, que cuestiona la decisión tomada por la Corte Suprema en 1973 a favor del derecho de la mujer a decidir con respecto al aborto. Viene a decir que todo fue un montaje, que los jueces estaban comprados, y una sarta de mentiras históricas en plena era del trumpismo y las fake news.

Las falsedades se vierten sobre todo en el proceso judicial desde los inicios del caso, cuando una madre afroamericana no puede permitirse tener un tercer hijo en un estado como el de Texas contrario al aborto, por lo que demanda al fiscal local Wade bajo el alias de Jane Roe, alegando que ese tipo de prohibiciones eran ilegales e iban contra la constitución.

Se cuenta que Jane Roe, cuyo verdadero nombre era Norma McGovery, estaba manipulada por el entonces pujante feminismo destructivo para la familia de orden. Se presenta a las abogadas Linda Coffee y Sarah Weddington como marionetas al servicio de los intereses crematísticos del antes mencionado Dr. Nathanson y sus clínicas abortistas, mostrando escenas gore de fetos descompuestos.