XANDRA ROMERO
OSASUNA

Cirugía bariátrica: los imprescindibles

L a cirugía bariátrica es hoy en día la terapia a largo plazo considerada más efectiva para el manejo de pacientes con obesidad severa o mórbida, es decir, aquellas personas con un índice de masa corporal (IMC) > 35 kg/m2. Sin embargo, en la última década, este tratamiento ha crecido muchísimo en todo el mundo, desgraciadamente, no siempre habiendo sido correctamente indicado o puesto en práctica, por lo que, como usuarios o pacientes, conviene tener en cuenta una serie de cuestiones antes de planteárselo.

En primer lugar, recordar que sea cual sea el tipo de intervención, al tratarse de cirugía, éstas son consideradas técnicas invasivas que, aunque en general son seguras y eficaces, en no pocas ocasiones, puede ocasionar nuevos problemas por lo que está asociada a necesidades diagnósticas, preventivas y terapéuicas específicas.

En este sentido, es vital dejar claro que ninguna cirugía elimina los hábitos poco saludables, por lo que la modificación del estilo de vida, como una alimentación saludable y programas correctos de actividad física, son imprescindibles para garantizar los resultados quirúrgicos, por lo que no se trata de operarse y ya está.

En segundo lugar, no todo el mundo es candidato para este tratamiento y aunque, existen algunas excepciones, los criterios o indicaciones básicas para poder y no poder someterse a esta cirugía son los siguientes, según el Grupo de Trabajo de Gestión de la Obesidad (OMTF) de la Asociación Europea para el Estudio de la Obesidad (EASO):

Pueden ser candidatos para este tratamiento pacientes en grupos de edad de 18 a 60 años; con IMC ≥ 40 kg/m2 o con IMC 35-40 kg/m2 asociado a patologías en las que la pérdida de peso (grasa) inducida quirúrgicamente se espera que mejore dicha enfermedad (como trastornos metabólicos, trastornos cardiorrespiratorios, enfermedad articular grave etc.).

Por el contrario, las contraindicaciones específicas de la cirugía bariátrica son que el paciente no pueda o no sea capaz de participar en un seguimiento multidisciplinar (médico, psicólogo, nutricionista, enfermera..etc) prolongado; que padezca trastornos psicóticos no estabilizados, depresión severa, trastornos de la personalidad y trastornos de la conducta alimentaria, a menos que lo indique específicamente un psiquiatra con experiencia en obesidad; la existencia de problemas de abuso de alcohol y/o drogodependencias; y pacientes que no pueden cuidarse a sí mismos.

Estos criterios deben ser debidamente evaluados de manera óptima por diversos especialistas (médico, cirujano, anestesista, psiquiatra, psicólogo, dietista-nutricionista y enfermera / trabajadora social) con experiencia en el manejo de la obesidad y la cirugía bariátrica, ya que, este tratamiento no está exento de complicaciones clínicas donde algunas de las que pueden producirse, desgraciadamente, de forma muy frecuente si no se tienen en cuenta las cuestiones anteriores, son, en primer lugar, las deficiencias de micronutrientes y la desnutrición después de la mayoría de los procedimientos bariátricos, por lo que se recomiendan evaluaciones y correcciones nutricionales pre y posoperatoria para lo que el seguimiento con los profesionales es vital. Y en segundo lugar, un número considerable de pacientes poscirugía bariátrica refieren conductas alimentarias problemáticas y/o trastornos alimentarios.

Está comprobado que los pacientes que experimentan síntomas de trastornos de alimentación posoperatorios pierden significativamente menos peso y es que la pérdida de control sobre la alimentación y el comportamiento de evitación debido a una mala imagen corporal, así como los síntomas depresivos y la impulsividad se interponen en el resultado.

Una de las cuestiones relevantes en este punto es que, tal y como decíamos al inicio, al igual que la cirugía no resuelve los hábitos inadecuados, tampoco la imagen corporal negativa que acompaña usualmente a estas personas, cambia después de la cirugía bariátrica. La obesidad está relacionada con la imagen corporal a lo largo de la vida y, según la literatura científica, la insatisfacción con la imagen corporal entre los pacientes obesos persiste después de la cirugía bariátrica apareciendo como dificultades para adaptarse a un nuevo cuerpo.

Por todo ello, no solo es vital localizar un equipo multidisciplinar y especializado en este tratamiento, sino asegurarnos de que el tratamiento incluye un seguimiento nutricional y psicológico con cadencia habitual y a largo plazo que acompañe al paciente a lo largo del proceso para sostener los cambios que acontezcan, para la reeducación alimentaria a través de herramientas de educación nutricional para evitar situaciones de malnutrición, pérdidas de peso a costa de otros tejidos que no sean la masa grasa corporal y para evitar la aparición de sintomatología de trastorno de alimentación y abordar dificultades con la imagen corporal.