Mikel Insausti
Crítico cinematográfico
CINE

«Prizefighter: The Life of Jem Belcher»

El boxeo vuelve a estar de moda entre las nuevas generaciones, por lo que los dramas boxísticos asoman de nuevo en las pantallas, tras un periodo durante el cual el género había decaído y amenazaba ya con desaparecer. Se buscan, eso sí, otros tratamientos y otros personajes fuera de los clásicos dedicados a los pugilistas más emblemáticos, con la incorporación de la mujer o exploraciones en un pasado más lejano. Una segunda opción por la que apuesta claramente “Prizefighter: The Life of Jem Belcher” (2022), que se estrenará en nuestras salas el viernes 4 de noviembre con el título convencional de “La forja de un campeón”.

Esta producción británica se anuncia como la película que descubre los orígenes del boxeo, cuando en realidad es la biografía de uno de los primeros campeones de Inglaterra. El realizador Daniel Graham, que había debutado en México dirigiendo a Willem Dafoe en “Opus Zero” (2017), se pasó con su siguiente largometraje “The Obscure Life of Grand Duke of Corsica” (2021) al cine de época, a través de la vida de un visionario arquitecto interpretado por Timothy Spall que recaló en Malta. En este su tercer largometraje prueba con la reconstrucción de la era georgiana a principios del siglo XIX.

Ya se sabe que el cine histórico es muy caro, y el rodaje en Gales y Malta pasó por graves parones debido a problemas financieros, por lo que hubo que terminar de filmar en localizaciones lituanas. El actor y productor galés Matt Hookings quería hacer la película en su país, pero solamente cuando Russell Crowe entró a formar parte del reparto estelar se consiguió atraer el interés económico de Amazon, obteniendo así los 17 millones de dólares necesarios para sacar adelante el proyecto.

El actor australiano tiene un papel importante como el abuelo del protagonista, con lo que resulta una pieza fundamental para remontarse al siglo XVIII y a esos inicios de los combates populares, ya que hasta entonces el pugilismo se consideraba un arte restringido a los palacios y ambientes cortesanos. La aristocracia siempre quiso mantenerlo alejado de las peleas de taberna o de las apuestas callejeras celebradas sin apenas reglas.

Jem Belcher hereda en efecto su habilidad con los puños de su abuelo Jack Slack, aunque su madre, a la que da vida la actriz Jodhi May, se oponía a semejante legado familiar violento. El joven pendenciero descubre su potencial peleando en las ferias por unas monedas, y allí es descubierto por el preparador Bill Warr, personaje incorporado por Ray Winstone. Él es quien lo entrena para participar en campeonatos, y el que le lleva a ganar la corona inglesa del peso medio.

Pero entra en escena el Lord Rushworth encarnado por Marton Csokas, que le introduce en una vida al límite, participando en fiestas y exhibiciones decadentes. El guion, escrito por el propio Hookings, señala que fue fruto de ese ambiente nocivo cuando el joven campeón perdió la visión de un ojo, además de meterse en líos que le costaron una condena en prisión.

Cuando sale regresa al hogar familiar e intenta redimirse volviendo a los entrenamientos bajo la tutela del viejo Warr, quien le dirige desde el rincón para que esquive los golpes que no ve venir con su ceguera parcial. Además, hay nuevas reglas y se pelea con guantes, algo a lo que Belcher no estaba acostumbrado y su final se precipitó, muriendo con tan solo 30 años de edad en 1811.

Por lo tanto, la película introduce elementos históricos diferentes en una etapa de cambios, pasando de un boxeo primitivo a puño limpio a otro que iba incorporando las protecciones para su consideración como práctica deportiva y, a la postre, olímpica. Fuera de eso, “Prizefighter: The Life of Jem Belcher” (2022) es un biopic deportivo perfectamente genérico, que narra la ascensión y caída de un luchador que vive demasiado rápido, y al que la gloria le alcanza tan pronto que no la asimila.