NOV. 27 2022 PANORAMIKA Forma y significado Iker Fidalgo Nadie nos ha enseñado a leer imágenes. Somos capaces de desgranar la redacción de textos y en la enseñanza básica se nos educa para identificar las partes que lo componen. Los ejercicios de lectura comprensiva nos enseñan a interiorizar los contenidos de lo que leemos e incluso a emitir un juicio al respecto. Sin embargo, la cultura visual parece condenada a ser digerida con recursos propios. Es complejo entender cómo a lo largo de nuestro crecimiento acabamos cultivando estrategias que nos permiten leer todo lo que engloba el mundo de la imagen. Una de las cuestiones más habituales para el público que se acerca al arte contemporáneo es saber cuáles son las herramientas con las que enfrentarse a ciertos estímulos. Si bien no todo el arte es visual, en mayor o en menor medida siempre alcanza a tocar, aunque sea de manera tangencial, aspectos que tienen que ver con el acto de mirar. Desde estas páginas siempre hemos planteado la interpretación del arte como una unidad formada por varias capas. Según cuánta información manejemos, tendremos la oportunidad de profundizar en mayor o en menor medida. Uno de los principios básicos es la relación entre lo formal y lo conceptual. O dicho de otro modo, entre su forma y su significado. Todo aquello que tiene que ver con lo compositivo, lo cromático, lo material o su comportamiento en el espacio va de la mano del proceso creativo previo y de todo el lenguaje que se desarrolla. Una pieza reivindica su valor como objeto artístico y como disparador de sensaciones y es nuestra vivencia con ella la que le da sentido. En nuestra mano está poner en este encuentro todas nuestras capacidades. Solo de esta manera haremos de nuestra percepción una vía de entrada para nuevas experiencias. Desde hace algunos años, la Galería de Arte Juan Manuel Lumbreras lleva a cabo de manera paralela a su programación habitual, un foco específico en los y las artistas jóvenes. “Joven llama a joven” es el título de esta línea cuya labor es fijarse en los nuevos nombres, principalmente relacionados con la pintura, que comienzan los primeros compases de su carrera. Nerea Pinedo (Leioa, 1999) es la artista encargada de abrir el programa de esta temporada y cuatro serán en total las artistas jóvenes que habitarán los espacios de la galería situada en el centro de Bilbo durante este curso. “La ola-color me lleva” es la propuesta elegida por Pinedo que despliega su potencial en la parte subterránea del espacio expositivo. El blanco de las paredes proporciona el contraste perfecto para una apuesta cargada de colorido y de elementos orgánicos que desde la abstracción, nos hablan de una pintura sin remilgos. No hacen falta más palabras que las del propio pigmento o las de las formas que lo manejan. Las obras se desenvuelven entre capas, veladuras, gestos y texturas. Algunas recuerdan a motivos vegetales o naturales y otras parecen buscar la composición de un bodegón fluido. Cada uno de los cuadros posee una voz propia que dialoga de manera equilibrada con el conjunto. Los diferentes formatos y tamaños nos abren ventanas que nos permiten asomarnos a detalles diferentes según sus características. El trabajo de Pinedo podrá visitarse hasta el día 9 de diciembre. Cristina García Rodero (Ciudad Real, 1949) es una de las fotógrafas más importantes de su generación y la primera del Estado español que ingresó en la famosa agencia Magnum. En los años setenta comenzó a trabajar registrando costumbres y celebraciones de diferentes pueblos y localidades, transmitiendo un estilo propio e identificable. La Sala Fundación Vital de Gasteiz nos propone un acercamiento a su legado a través de la exposición titulada “Con la boca abierta”. La boca, como motivo expresivo y transmisor de emociones y sentimientos. Hasta el próximo día 8 de diciembre recorreremos parte de su producción a través de 70 fotografías de gran formato que dan buena cuenta de su dedicación entre 1976 y 2013.