Borrar los límites

El sentido del arte se compone de varios matices. Según su contexto histórico y social, la creación artística ha cumplido múltiples roles. Aun y todo, podríamos decir que el arte tiene, entre muchas otras, una función comunicativa. La obra propone o enuncia algo. Un proceso, una imagen y en ocasiones quizás un mensaje o un sentimiento. El público lo recoge y lo decodifica como parte de un estímulo que hace suyo. Una señal que filtra a través de su propia percepción y lo completa con su experiencia personal. Para iniciar este ciclo, el arte utiliza todas aquellas herramientas que tiene a su alcance. Desde la técnica hasta los usos de lo poético, son muchos los recorridos que transitar. Pero existen otras ramas de la cultura cuyos lenguajes se asemejan a la producción artística. El diseño, la ilustración o la publicidad son solo algunas de las facetas que la cultura visual engloba y con los que se comparten espacios.

La creación de imagen, en su sentido más amplio, ha sido siempre uno de los lugares comunes en los que se topan diferentes disciplinas. Caminos que discurren por otros paisajes pero que al final se dan cita en un mismo punto de llegada. Momentos en los que las barreras que a priori estaban tan claras, parecen difuminarse y encuentran zonas de contacto que no están tan alejadas como pensábamos. Las dos exposiciones que reseñamos hoy transitan esas zonas liminales. Ambas poseen cuestiones afines sin renunciar a su propia especificidad. Habitan, desde su lugar, mundos que en el fondo no son tan distintos.

La Sala Ondare de Bilbo sirve como escenario para la muestra “Hormetan”. Una exposición comisariada por Kike Infame y Alex Oviedo que ha conseguido reunir una selección de cartelería desde el año 1975 hasta la actualidad. Hasta el 27 de mayo podremos visitar esta iniciativa que nos acerca al cartel como un elemento en el que se condensan varias cuestiones, desde el diseño hasta su condición como parte del paisaje urbano y la memoria popular. Entendido como una de las maneras más directas de comunicación, el cartel ha servido tradicionalmente para el anuncio de eventos, manifestaciones, ideologías, convocatorias y también para festivales de cine, lanzamientos de discos o campañas publicitarias. Todo ello a través de ilustraciones, collages, fotografías, fotomontajes o dibujos. “Hormetan” nos invita a asomarnos a estas ventanas que son pedacitos del contexto al que pertenecen. Más de un centenar de piezas que hoy entendemos como parte de un pasado y que gracias a esta compilación podemos comparar evoluciones estéticas, tipográficas o de estilo. Desde carteles de fiestas populares, pasando por anuncios de lanzamientos de discos a campañas municipales. Responden a un desarrollo de las estrategias visuales y de nuestra manera de relacionarnos con ellas.

A principios de marzo la sala Espacio Marzana de Bilbo inauguró una nueva exposición a cargo de Fernando Renes (Covarrubias, 1970). Hasta el 21 de abril podremos acercarnos a conocer de cerca la propuesta titulada “Piñata”. Renes es un artista con un contrastado recorrido. Su trabajo ha estado ligado principalmente al dibujo, aunque ha realizado propuestas en otros campos como la cerámica, tal y como pudimos ver a su paso por BilbaoArte en 2019 y la construcción de un mural de azulejos que reseñamos en esta misma página. Para esta cita, el artista presenta una serie de dibujos que se disponen a modo de mosaico. Diferentes tamaños y motivos conviven proponiendo una suerte de colección de obras sin enmarcar realizadas con un trazo muy vivo y con materiales que gotean y se entremezclan. Aparecen pequeños textos, como poemas breves que acompañan las imágenes y nos remiten a diarios personales o quizás a apuntes cogidos a vuelapluma mientras se mezclan las tintas.