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«Herri argia: BASERRIKO LANETIK, GAURKO KIROLARIA»

Una profunda mirada a los deportes rurales de hoy

Los tiempos cambian y hasta las costumbres más tradicionales lo notan, en muchos casos para ir a la par con los avances sociales. Se amplían posibilidades y se abren fronteras. El universo de los herri kirolak es un ejemplo. La cámara del fotógrafo Gartzen Martinez Sagarna ha captado su esencia y belleza en un minucioso trabajo. Esta es una pequeña muestra.

Ousmane Drame. Fotografías: Gartzen Martinez Sagarna

Cortar troncos, levantar pesadas piedras, lanzar fardos de paja... y así hasta casi una veintena de disciplinas que forman parte del deporte rural vasco y no han sido considerados deportes “convencionales”, pese a contar con campeonatos sujetos a calendarios, con federaciones y demás requisitos de los deportes regulados. La sokatira, esa hermosa demostración de fuerza y actitud en equipo, es incluso una modalidad internacional y fue deporte olímpico en los primeros Juegos de la era moderna. Estos deportes, nacidos en el medio rural, han sobrevivido a las propias actividades laborales que formaron parte de su origen. Su práctica requiere fuerza física, resistencia y, en algunos casos, una depurada técnica que las nuevas generaciones van asimilando. Su idiosincrasia los hace muy fotogénicos. Gartzen Martinez Sagarna lo ha comprobado y el resultado se puede ver estos días en la Casa de Cultura de Igorre.

Aitzol Atutxa.

Los integrantes de Goiherri Sokatira Taldea.

No hace tanto, la gran mayoría de las personas que practicaban deportes rurales venían del caserío, eran hombres, y por supuesto, vascos. Hoy ya no. «Era un deporte de blancos pero, como en otros muchos deportes, están entrando mujeres y extranjeros. Ahora lo practica también gente que no es del entorno del baserri e incluso que no es de Euskal Herria», dice Martinez Sagarna. En definitiva, es más inclusivo y hasta se abre a los nuevos tiempos formando curiosas combinaciones con actividades como el crossfit, un entrenamiento de ejercicios ejecutados a alta intensidad.

Karmele Gisasola en plena alzada de la esférica.

El fotógrafo vizcaino lo deja bastante claro en “Herri argia”, que es algo más que una exposición fotográfica, aunque esta sea el plato fuerte. Inaugurada el pasado 15 de mayo en la Casa de Cultura de Igorre, donde permanecerá abierta hasta el 19 de junio, esta es la primera parada de una muestra que aspira a ser itinerante. Se trata de un trabajo global en el que hay otras colaboraciones, como los textos de la escritora e investigadora de cine Astrid Villanueva Zaldo, los bertsos de Ibon Iza –se publican en estas páginas–, un flickbook o la participación de José Martín Bustinza “Tubi” y Jon Loiola (Iparraldeko jokoak), las aizkolaris Uxue Ansorregi y Oihana Fernández de Barren y el harrijazotzaile Mikel Lopetegi, que el 17 de junio, dos días antes de la clausura, tendrá otro de sus momentos álgidos en una exhibición en directo.

Una de las chicas del club Gaztedi de Laukiz en pleno esfuerzo.

Irati Astondoa practicando con la aizkora.
La mirada de Martinez Sagarna es la percepción de un fotógrafo que, siendo autóctono, ha conocido el deporte rural desde niño. Ahora ha vuelto a Igorre, su pueblo, para enseñar el resultado en el que, entre otros y otras, también ha retratado a deportistas del valle.

Durante cinco años, Gartzen Martinez Sagarna ha llegado a realizar unas 8.000 imágenes sobre esta temática. Ha frecuentado competiciones y visitado probalekus, plazas de toros y frontones, pero también ha fotografiado a los deportistas lejos del ruido y en la intimidad de sus rincones. «Cuando voy a una txapelketa o a una sesión de fotos, tiro tropecientas fotos, aunque finalmente selecciono cuatro», resume.

En ellas ha querido «mostrar a los personajes, en algunos casos centrarme solo en ellos», sin destacar la parte folclórica de un deporte muy ligado a las sagas familiares, a la tradición y a las fiestas. Martinez Sagarna, que con 20 años se fue a estudiar Fotografía a Gran Bretaña, ha vivido en Londres, Barcelona y Ámsterdam. En su oficio le ha tocado trabajar en «publicidad, editorial, moda, deporte…, pero herri kirolak me ha parecido una mina», admite este fotógrafo vizcaino instalado de nuevo en Barcelona.

El segalari Pabi Astondoa, padre de la aizkolari Irati.

Mendi gaineko arbola zaharrak,

lurrak eta belardiak

haize boladen loreen dantzak,

Ihintzaren esku garbiak

baserritarren esku zailduak,

Iluntzeko izerdiak...

beheko suaren azken txinpartak

harriak eta argiak

uztartzen ditu iraganaren

eta orainaren gurdiak.

Segaren aihotz luzea eta

trontzaren lehenengo hortza

harri zabalak duen ertz hura

ingudearen “klank” hotsa...

lastoa gora doan heinean

erortzen zaigun lokotxa

sokatirako lur birrindua

aizkora aho zorrotza

gure begiek gordetzen dute

herri zahar honen bihotza.