MIKEL INSAUSTI
CINE

«Call Jane»

Para quienes estén instalados en la creencia de que a la cartelera veraniega solamente llegan estrenos estadounidenses comerciales, les vendrá bien saber que en pleno agosto llegará la reinvindicativa cinta feminista “Call Jane” (2022), que será distribuida en su versión doblada con el título de “Todas somos Jane”. Curiosamente, en su sentido histórico acerca de la lcuha por la legalización del aborto, viene a coincidir con la reciente película de Silvia Munt “Las buenas compañías” (2023), solo que con respecto al proceso que se vivió en los Estados Unidos a finales de los años 60. Es una ficción que quiere reivindicar la red clandestina que con el nombre en clave de Jane funcionó en esa época para ayudar a las mujeres a abortar, cuando todavía estaba totalmente prohibido y no se podía hacer en unas condiciones que savalguardaran la vida de las embarazadas que no querían o no podían permitirse tener descendencia.

Si ya nos parece que “Call Jane” (2022) es importante por su temática, también lo es por el hecho de suponer el debut cinematográfico de la prestigiosa dramaturga y directora teatral Phyllis Nagy, que a sus 60 años ha pensado que contaba con el material oportuno para dar el salto de los escenarios a la gran pantalla. Conocida en los foros públicos por su lesbianismo activo, se formó en Gran Bretaña con el Royal Court Theatre de Londres, que a principios de los años 90 dirigía Stephen Daldry. Son muy reconocidas sus adaptaciones teatrales de Patricia Highsmith en “The Talented Mr. Ripley” (1998), de Anton Chejov en “La gaviota” (2003) o de Nathaniel Hawthorne en “La letra escarlata” (2005). Tuvo un primer contacto con el audiovisual cuando hizo la serie de televisión “Mrs. Harris” (2005), protagonizada por Annette Bening. Y más decisiva aún iba a resultar su colaboración con Todd Haynes en “Carol” (2015), premiada película estelarizada por Cate Blanchett y Rooney Mara en una relación lésbica sacada de la novela de Patricia Highsmith “El precio de la sal” (1952), que Nagy adaptó en un guion memorable.

En esta ocasión, el guion ya estaba escrito, y es obra de Hayley Schore y Roshan Sethi. Procede la Black List del 2017 y, como suele suceder con los libretos que no interesan a los grandes estudios de Hollywood, ha acabado en manos de compañías independientes. Por casualidad, en la lista negra de ese año se encontraba asimismo otro guion, original de Daniel Loflin, titulado “This is Jane”, evidentemente sobre idéntico asunto. Pero a Nagy le atrayó más el que siempre llevó por título “Call Jane”, aunque en el proceso hubo cambios, sobre todo de reparto. En principio, la pareja estelar iba a estar compuesta por Elisabeth Moss como el ama de casa y Susan Sarandon como la veterana líder de la red clandestina aunque, por problemas de agenda, dichos papeles recayeron finalmente en Elizabeth Banks y Sigourney Weaver. Y no voy a decir que salieran ganando, si bien es difícil imaginar a otra actriz que no sea la Weaver en el carismático rol de la jefa de las Janes.

Es cierto, no obstante, que la caracterización de la tal Virginia es más de una pieza, al tratarse de una activista de firmes convicciones y segura de sí misma en su liderazgo. En cambio, a Elizabeth Banks le toca representar las dudas de la hogareña Joy, y hacer creíble su evolución y transformación, hasta unirse al grupo como una más.

Antes de unirse al colectivo, Joy pasa por la dura experiencia de una madre que se replantea su situación ante su segundo embarazo. De estar convencida de seguir aumentando su familia, pasa a temer seriamente por su vida, ya que los médicos, todos hombres, le advierten que su salud corre peligro. Cuál no será su sorpresa al comprobar que esos mismos doctores priman el salvar el feto por encima de lo que le vaya suceder a la gestante.

Semejante dilema conduce a Joy a defender el derecho de las mujeres ha decidir sobre su cuerpo, más aún en el caso de la maternidad que conlleva riesgos para la embarazada.