Jone Buruzko
IRUDITAN

Agua, para bien y para mal

(Punit Paranjpe AFP)

Esta imagen refrescante, muy veraniega, capta a unos cuantos jóvenes disfrutando de una “ducha” en plena calle, propiciada por la reacción de las olas del mar que rompen durante la marea alta en el paseo marítimo de Marine Drive de la ciudad de Mumbai, también conocida como Bombay, y ubicada en el oeste de India. En este paseo de tres kilómetros y medio de largo, apodado el “collar de perlas” -la iluminación nocturna y su forma curva recuerdan a esa joya alrededor de un cuello-, se puede pasar un buen rato junto a las aguas del mar Arábigo, al amparo de la fresca y suave brisa que sopla en uno de los centros residenciales más exclusivos de la ciudad. Casi al mismo tiempo que se captaba esta fotografía, en el norte del país, las inundaciones provocadas por las lluvias monzónicas produjeron carreteras sumergidas, deslizamientos de tierra... en definitiva, destrucción y víctimas mortales. También un récord de los que no gustan: en Nueva Delhi, la capital, se registró la mayor cantidad de lluvia caída en un día de los últimos 40 años. Este aumento se atribuye al cambio climático y al calentamiento global. Ya algo habitual. Las lluvias monzónicas causan cada año importantes daños personales y materiales en los países del sur de Asia. De junio a septiembre, en la temporada del monzón, la lluvia supone en los países de esta zona entre el 70 y el 80% de la precipitación anual. El agua, para bien y para mal.