AUG. 13 2023 CINE «Passages» Adèle Exarchopoulos y Franz Rogowski protagonizan «Passages» y en la película son dos de los vértices de un triángulo sexoafectivo. Mariona Borrull Es la fiesta de fin de rodaje de la nueva película de Tomas (Franz Rogowski), un cineasta joven, arrogante y meticuloso hasta la crueldad. Esa noche Tomas se acuesta con Agathe (Adèle Exarchopoulos), en un chispazo físico, sencillo e instantáneo. Cuando él le cuente a su esposo Martin (Ben Whishaw) sobre la tremenda experiencia que vivió la noche anterior, decidirán abrir la relación… Hasta que Martin tenga su primera aventura, claro; entonces Tomas pondrá todo su empeño en volver a centrar la atención de su marido. ¿Adónde pueden llevarnos los coletazos emocionales de una criatura voluble e irreflexiva como Tomas? Pasen y vean. Estrenada en Sundance y Berlinale con excelentes críticas, “Passages” ve la toxicidad que amenaza nuestras relaciones sexoafectivas y arroja luz sobre cuánto hay que cuidarlas para que nos permitan mantener a raya a nuestro Tomas interior, un metteur en scène a quien le encanta el drama. Aunque de narcisistas como él, afortunadamente, hay pocos: Franz Rogowski construye en “Passages” a un personaje queridamente cómico y villanesco, inspirado explícitamente en los malos carismáticos de James Cagney en “Al rojo vivo” (Raoul Walsh, 1949) o “El enemigo público” (William A. Wellman, 1931). Rogowski cautiva por su incontinencia emocional, a pesar del caos que desata en la vida de Martin y Agathe, los dos grandes rostros de la “normalidad” en el cine contemporáneo: Ben Whishaw por su extraordinaria carrera a base de hombres introvertidos (“Esto te va a doler”) y Adèle Exarchopoulos (“La vida de Adèle”) como más digna heredera de la cercanía terrenal de una Jeanne Moureau. Con ternura y mala baba, la octava película de Ira Sachs despedaza el complicado espacio entre dichos y hechos en las relaciones de pareja, un tema que viene prodigando en hits festivaleros como “Frankie” (Sección Oficial de Cannes y Toronto), “Verano en Brooklyn” (Gran Premio en el Festival de Deauville) o “Keep the Lights On” (Premio Teddy en la Berlinale). De hecho, Sachs ya había dedicado el principio de su carrera, en “El Delta” (1996) y en “Forty Shades of Blue” (2005), a los recovecos específicos de un triángulo sexoafectivo… Para “Passages”, el cineasta dice haberse inspirado en “El inocente” (1976), la última película de Luchino Visconti, y en “Loulou” (Maurice Pialat, 1980), cuya guionista, Arlette Langmann, ha escrito los diálogos de la de Sachs. Avala el film Saïd Ben Saïd (“Elle”, “Bacurau”), un productor con garra y sin muchos reparos. Sexi, histriónica y algo repelente, “Passages” será mañana un hito del cine europeo, como las de Pialat lo son hoy. Tras el hartazgo de cine prefabricado, volveremos a encontrarnos entre la novedad, la pertenencia y el miedo al cambio. Nada mejor que una película para hablar de todo aquello que esconde el amor “romántico”.