7K - zazpika astekaria
PSICOLOGÍA

Rotura de fibras


Son las siete de la mañana, está lloviendo y esta mañana tengo mucho jaleo; salgo corriendo, cargado, y veo el autobús ya en la marquesina; echo a correr, pero en frío tengo un tirón infernal en el gemelo, un chasquido y un dolor que me sube por la pierna y me deja parado. Y sé de inmediato que mis planes se van al garete no solo esa mañana, sino las dos siguientes semanas».

La flexibilidad muscular permite un mayor rango de movimiento, lo que protege la integridad de los tejidos y una mayor fuerza al poder usar todo el músculo sin restricciones. Y es que, hay que cuidarse de la rigidez para mantener la movilidad y, eventualmente, la autonomía. Psicológicamente se suele hablar del pensamiento crítico hacia el exterior pero pocas veces hablamos de usarlo con nosotros mismos, con nosotras mismas. Pensar sobre nuestra propia forma de pensar nos permite flexibilizar nuestras creencias, emociones y convicciones, ya que todos estos productos de la mente son creados bajo determinadas condiciones, no son universales, aunque puedan ser compartidos por más gente. Los creamos como parte de nuestro aprendizaje, y por tanto, hablan de nuestra historia, no de la historia universal.

Ser conscientes de en qué medio ambiente se crearon, de cómo las emociones cambian por sí solas o cómo las creencias tienen una relación estrecha con nuestro marco de referencia vital, nos ayuda a flexibilizar su validez, precisión, pertinencia y perseverancia. Y, si no queremos vivir la misma historia hacia el futuro, tendremos que dejar en nuestro libro una hoja en blanco donde no ponga nada. Relativizarnos nos disminuye la rigidez de las certezas pero a cambio nos ofrece la potencialidad de la confianza, en los demás, en otros rasgos de nuestra propia personalidad, en el mundo… Nos volvemos rígidos cuando nos vivimos a solas, cuando creemos que solo nosotros, nosotras, sabemos realmente cómo son las cosas, cuando probablemente, si acaso, sabemos algo de nuestro mundo de percepciones y nada más.

Flexibilizar implica reconocer que nos quedan cosas por aprender -si no, para qué vivir-, que aún podemos crear en torno a nosotros, a nosotras, una versión más ajustada al mundo en el que vivimos, la sociedad, o nuestras circunstancias cambiantes. Pero ¿cómo afrontar el miedo que surge de no tener certezas, o no tan rígidas? Las certezas de nuestras propias creencias nos dan una ilusión de predicción, pero pueden crear supersticiones, por llamarlas de alguna manera. La superstición de, por ejemplo «si desconfío de la gente y me aíslo, nada malo me pasará», cuando todos sabemos que no es ninguna garantía, que incluso lo malo que puede pasar es la superstición en sí misma, la conclusión restrictiva que hará que ‘se rompan nuestras fibras’ cuando alguien genuinamente bueno, quiera acercarse a nosotros, a nosotras… Quizá curando viejas heridas.