Los juguetes son la compra por excelencia de las fiestas navideñas y uno de los desembolsos importantes para las familias. Es el apartado en el que actuamos más con las emociones que con la cabeza, porque las peticiones de los pequeños “nos pueden”. Pero hay que tener cuidado, no todo en el mercado es seguro, aunque sus destinatarios sean los más vulnerables, y prueba de ello son las más de 400 retiradas que se hicieron en 2022 desde el Sistema europeo de alertas rápidas (RAPEX).

Las principales deficiencias halladas fueron la presencia de sustancias peligrosas y la presencia de piezas pequeñas causantes de asfixia. Y esto sin contar otros peligros indetectables en juguetes conectados o tecnojuguetes porque no estan aún catalogados y protegidos.

Las ventas aumentan, pero también los hackers, dispuestos a robar la privacidad del menor y de sus acompañantes adultos. Las cosas mejorarán, pero ahora existe una laguna legislativa, aunque el mercado no puede esperar y arriesga todo por el dinero. El peligro no solo está en los comercios “chinos” (que también, y a gran escala por la falta de legislación en el país productor); las empresas jugueteras de la UE, a la vanguardia en innovaciones tecnológicas, empezaron con los juguetes con pilas y han dado el salto a los que se manejan desde los móviles, que resultan divertidos, pero lo que no saben, y es importante, es que algunos de estos juguetes cuentan con wifi propia a la que es posible acceder sin contraseña.

RECOMENDACIONES

Hay que comprar sopesando pros y contras; probar el juguete en el comercio para asegurarse de que funciona; adecuar el juguete a la edad; evitar que los pequeños jueguen con los de los más mayores porque tienen más riesgos; y, sobre todo, sacar tiempo para jugar con ellos porque es lo que les hace felices.