Mariona Borrull
CINE

«Fallen Leaves»

Alma Pöysti interpreta a Ansa, dentro de una pareja en la que ninguno de los dos va a cargar con los problemas del otro.
Alma Pöysti interpreta a Ansa, dentro de una pareja en la que ninguno de los dos va a cargar con los problemas del otro.

Empecemos la casa por el tejado, y la película, por el póster. La cartelería promocional de “Fallen Leaves” parte de un fotograma en el que Holappa (Jussi Vatanen), un operario desgastado por los años y los chascos, sentado en un cine sin quitarse ni el abrigo, descuida la proyección para mirar directamente a la mujer sentada a su lado, Ansa (Alma Pöysti). Ella, en primer término, sigue mirando la pantalla. El romance y sus lugares comunes están para ser consensuados. Y ello no los hace menos adorables: en la fila de atrás, Alma rompe la cuarta pared torciendo el gesto, curioseando simpática. Naturalmente, la perrita no estaba en la escena original, pero Aki Kaurismäki la ha querido allí. En su película el amor suma, ni sustrae ni secuestra.

No por ello dejará de ser precioso, o absurdo. El finlandés, detrás del guion, enreda una divertida casuística de atropellos y descuidos para complicar los primeros pasos de su relación. Enamorarse es en el fondo un atropello, ¿no? Al mismo tiempo, Holappa vive a rastras de un alcoholismo discreto, que ha vivido como única salida al desencanto (léase como se quiera), mientras que Ansa ha aprendido a desgranar las alegrías al detalle, siempre a pesar de todo. Holappa-chico conoce a Ansa-chica con respectivas mochilas a las espaldas y ni él, ni ella -por mucho que el calor de la pareja amanse el invierno-, van a cargar con los muertos del otro. Cuando el simple vivir es tener que negociar nuestra existencia con un alud de condicionantes económicos y sociales, además de con las cadenas de un imaginario romántico de puro cuento, “Fallen Leaves” alza el puño en favor de una relación sana, despierta.

Política. El director de la vagamente apodada trilogía de la clase obrera -“vagamente”, porque el cineasta lleva toda su carrera cincelando outsiders, ya sea el chico migrante de “Le Havre” (2011) o el oficinista suicida de “Contraté a un asesino a sueldo” (1990)-, suma “Fallen Leaves” a la tríada compuesta por “Sombras en el paraíso” (1986), “Ariel” (1988) y “La chica de la fábrica de fósforos” (1990). Lo dicho: si acaso, tomaremos la etiqueta como puerta a descubrir el resto de su filmografía. Sorprende, en todo caso, el afecto con que “Fallen Leaves” ha sido recibida. Ganó primero el Premio del Jurado en Cannes, estuvo nominada a los Premios del Cine Europeo y fue la Mejor Película del Año para la asociación de la crítica europea (FIPRESCI). La encontramos en el primer puesto del top de cine de 2023 de la revista “Time”, en el quinto de la de “Cahiers du Cinéma”. Pero también ha sido el mejor estreno del director en su propio país, liderando la taquilla doméstica con mucho margen y con un buenísimo estreno en Estados Unidos después de verse en Nueva York y Toronto. Hay sed de cine humanista, afectuoso y sin pelos en la lengua.