La afición vasca al ciclismo vivió un Tour muy especial al acoger Euskal Herria las tres primeras etapas en su integridad y disfrutar con las victorias de Pello Bilbao en Issoire y Ion Izagirre en Belleville-en-Beaujolais. También vibraron con un sexto puesto en la general final del corredor de Gernika tras ganarse el corazón de todos los aficionados vascos con su forma de correr sin parar de buscar la victoria hasta que la logró para homenajear a su compañero Gino Mäder, fallecido poco antes en una caída en el Tour de Suiza.

Bilbo acogió el Grand Depart y la salida y la llegada de la primera etapa, la segunda comenzó en Gasteiz para acabar en Donostia y la tercera, en Zornotza, para finalizar en Baiona tras abonar a ASO, empresa organizadora del Tour, 12,2 millones. El Comité Organizador hizo público un informe realizado por la empresa Ikertalde en la que aseguraba que el impacto fue de 103,9 millones, de los que 16,8 los consideró «de impacto directo en gastos organizativos a través de 113 contratos de servicios de los que «un 92%, un total de 104, fueron gestionados por empresas vascas». Es decir, que al final el Tour costó 29 millones.

Las carreteras vascas se llenaron de una afición cuyo respeto y apoyo a los ciclistas reconocieron y destacaron todos los participantes en la prueba. También volvió a quedar patente la identidad propia de Euskal Herria y sus reivindicaciones.

Fue un Tour bonito, además, por el duelo entre Jonas Vingegaard y Tadej Pogacar, y por la forma de correr agresiva de los dos hasta que el danés se impuso con autoridad en la última semana en los Alpes para conseguir el triunfo más importante de una temporada en la que su equipo, el Jumbo Visma, se convirtió en el primero en ganar en las tres grandes con tres corredores diferentes al imponerse también Primoz Roglic en el Giro y Sepp Kuss en la Vuelta, donde los tres coparon el podio final.