Mariona Borrull
CINE

«Secretos de un escándalo»

Natalie Portman interpreta a una actriz que estudia su próximo personaje basado en la relación y posterior boda de una maestra de 36 años, interpretada por Julianne Moore, con un alumno de 13 años.
Natalie Portman interpreta a una actriz que estudia su próximo personaje basado en la relación y posterior boda de una maestra de 36 años, interpretada por Julianne Moore, con un alumno de 13 años.

El cuerpo en llamas, made in USA. “Secretos de un escándalo” adapta el romance real entre Mary Kay Letourneau y Vili Fualaau, quienes se conocieron en los noventa, él un pre-adolescente y ella su maestra. Mary Kay fue condenada por violación después de quedarse embarazada del chico cuando este solo tenía 13 años, aunque sería liberada tres meses más tarde y se quedaría inmediatamente embarazada de Vili por segunda vez. La cosa sigue con siete años de prisión para ella, y una boda en 2005. El matrimonio duró catorce años, hasta la separación en 2019 y la muerte de ella por cáncer.

La película de Todd Haynes (“Carol”) comienza donde acaba el barullo mediático del caso real, adaptado de la mano de Samy Burch y Alex Mechanik. El título original, “May December”, sirve de metáfora para las dos etapas vitales que separan a los personajes (él “mayo”, ella “diciembre”), y es ficción. Una ficción, con una tercera pata que convierte un caso resabido en una fábula relevante a día de hoy -gracias, Todd-. Esa clave recae en Natalie Portman, escritora célebre a quien la pareja ha permitido entrar en su hogar para que tenga la última palabra sobre su relación, para la película que está escribiendo… Naturalmente, con su presencia, las perspectivas que el mayo y el diciembre demuestran tener sobre el año son ligera pero irreconciliablemente diferentes.

Porque con el tiempo la Portman empieza a empaparse del aspecto más atractivo y sensual que el romance entre una mujer madura y un chavalín inexperto ofrece, llegando a vestir por momentos la piel (erizada) de ella… La “pillaremos” sonriendo coqueta a alguno de los colegas jóvenes del hijo de la familia, o seducida en un ligero juego erótico con ella. En fin, con el deseo despierto por un caso que, en el fondo, sabe muy problemático. Lo sabe y lo es, digo, problemático: Todd Haynes reserva el espacio justo para que veamos que el chico no las tiene todas, y que su mujer tiende a una manipulación emocional de cuidado. Y, a través de la fascinación de la escritora, amante de la ficción como cualquiera que pague una entrada para verla, la cinta se transformará de repente en una oda camp, rosa, exagerada e insinuadamente sensual. Una película de tarde sobre un abuso (grooming) real.

¡Pero así es como se vendió el cuento en los medios estadounidenses de los noventa! Como un amor impepinable, capaz de traspasar las barreras de la edad y, hasta la separación, tan guilty pleasure un placer culpable como cualquiera de las telenovelas que, en según qué círculos, nunca confesaremos haber devorado con avidez. Haynes, gran maestro del melodrama, y su elenco saben bien qué teclas morales y emocionales tocan con el género. Mientras tanto, el Vili Fualaau real dice sentirse ofendido: así, demuestra no entender nada de cómo funciona la justicia poética.