Javi Rivero
Cocinero
GASTROTEKA

Reencuentro con la lasaña, la gran olvidada

Frente a la pizza y la pasta en casi todas sus variantes, la lasaña es quizás el plato de cocina italiana menos solicitado en los restaurantes, al menos por el chef de 7K. Por eso ha decidido dedicarle este artículo y aportar unas cuantas recetas para recuperar un plato con posibilidades infinitas.

Famiglia, amici, questa ricetta é famosa in tutto il mondo. ¿Qué? ¿Impresionados con mi nivel de italiano? Si es que no hay nada como viajar para conocer otros idiomas y terminar traduciendo todo con Google o chat GPT. Así somos y así nos va. Ni benne, ni malo, vamos, que no es poco. Tutto per l´amore che muove il mondo y la cucina.

Me da vergüenza leer este primer párrafo por lo ridículo que suena y sé que estáis pensando que a veces se me va la pinza y le cuesta volver. No os diré que no. Pero es que más vergüenza me da deciros que no he pisado Italia en mi vida culinaria. Cosas curiosas que pasan. Un cocinero que cocina porque le gusta comer. La pasta y la pizza en el top de mis productos favoritos. Los restaurantes italianos son los más extendidos por el mundo. Yo habré pisado más de treinta países distintos, pero nunca, nunca, he pisado Italia para el gozo y disfrute del comer.

Me ocurre como con los pueblos de al lado, que tienen especial interés por uno u otro motivo. Como están tan cerca… ya iré; parece que ahora tenemos que aprovechar para hacer cuantos más kilómetros podamos. Pues esto me ocurre con Italia, que está ahí, a nada, dos horitas de vuelo, pero a la vez siempre coincide con otro destino que en ese momento me suscita un mayor interés. Ya le llegará el turno a Italia. Estoy seguro.

Y ahora sí, amici e famiglia, hablemos de las cosas del comer. Os he dicho que la pasta y la pizza están en mi top de productos preferidos para el gozo y disfrute de mi hambre más hambrienta. Pero existe un vacío espacial, un agujero negro en el universo y las cartas de los restaurantes italianos: la lasaña. Imaginaos a Gloria Sierra, de “Equipo de investigación”, preguntando: «¿Por qué nadie pide lasaña?», «¿Es la lasaña un producto realmente italiano?», «¿De verdad los restaurantes tienen lasaña o solo está ahí para rellenar las cartas?».

Se me hace curioso pensar que no recuerdo una sola vez en la que haya pedido lasaña en un restaurante italiano. El recuerdo que pueda tener sobre ella siempre es bueno pero, a su vez, cuando me dan a elegir, no la pido. Y hablando con gente cercana antes de escribir estas líneas, me decían exactamente lo mismo. El único caso en el que he visto que se pide es cuando he ido con alguien mayor que no quiere ni pizza ni pasta y pide lasaña como si fuera una preparación más “hogareña” y generase esa percepción “casera”.

Es curioso lo de la lasaña en los restaurantes italianos (de aquí)… Vayamos al origen. Lo primero es decir que el nombre proviene del latín lasanum, que hace referencia al recipiente en el que se cocinaba este tipo de pasta en láminas. Se hace referencia a esta receta por primera vez en el libro de Apicio “De re coquinaria”. No exactamente como la conocemos hoy, pero ahí estaba. Del siglo primero después de Cristo al 1316 en el que se fecha el origen de la “actual” lasaña, pasaron muchos años de I+D. Mucho esfuerzo en más de 1200 años de investigación y vergüenza. Fue María Borgogno la que elaboró la receta tal y como la conocemos hoy, con carne, pasta y queso. Las actualizaciones más recientes, ya en el siglo XIX, fueron la inclusión del tomate e imagino que la bechamel, en algunos casos.

Además, amici e famiglia, no solo existe un tipo de lasaña. La más conocida es la boloñesa, que no hace falta explicar, pero también tenemos la napolitana: con escamorza (queso ahumado), huevo, albóndigas, ricota, jamón… o la lasaña al pesto, con la que acertaremos siempre.

Antes de arrancar con algunas propuestas para que os reencontréis con la lasaña en casa (ya que no la pedís en los restaurantes), deciros que por todo el mundo existen recetas similares en las que se unen en una bandeja, un guiso, ragú, o carne sin más con queso y pasta o una masa de patata, yuca u otro tipo de puré o crema de tubérculos. Teniendo una apariencia similar, un pastel de carne podría pasar por ser una versión y el pasticho venezolano también lo sería. Existen similitudes por todo el mundo como ocurre con otros platos. Y ahora sí, aquí os dejo una lista de posibles lasañas con las que poneros finos filipinos y gozar hasta que el cuerpo aguante.

Lasaña de mortadela, queso y pistacho: Una buena mortadela, bien picadita, mezclada con una crema de queso y el queso ahumado que más os guste. Añadidle algunas hojas de albahaca para que coja algo de frescor. Montamos la lasaña solo con láminas de pasta, la mezcla de queso, albahaca y mortadela, y algo de pistacho rallado muy fino. Vais a volar con esta mezcla.

Lasaña de anchoas a lo Pelayo: Puede sonar algo heavy, pero la combinación es de lo mejor que vais a probar ahora que hay anchoa para aburrir. Por un lado, necesitamos cebolla muy pochada. Qué esté dulcecita. Le añadimos unas gotas de vino fino y unas anchoas en salazón picaditas. Como dos lomitos por persona. Seguido, montamos las capas: pasta, cebolla, boquerones en vinagre, pasta, lomitos de anchoa cruda, ajito picadito frito, pasta, cebolla, boquerones, pasta y terminamos con anchoa cruda para hornear.

Lasaña de espinacas y queso azul: A ver, sé que no descubro nada nuevo, pero es que esta receta no falla. Os doy un par de claves. La primera es no pasarse con la cantidad de bechamel. Elaborad una bechamel fina y potenciadla con el queso azul de vaca y fresco. Importante para que no sea demasiado potente. Y las espinacas, solo tenéis que saltearlas unos segundos, dejándolas bastante enteras. Si respetáis esto y añadís unas avellanas ralladas a la ecuación, ¡acierto seguro!

Amici, famiglia, me faltan líneas para seguir dándoos ideas… pero prometo que volveré con el tema… Buon appetito!