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CINE

De reír mucho y luego arrepentirse

El equipo de «Ex Maridos» posa en la última edición de Zinemaldia tras la proyección de la película de Noah Pritzker, que ahora llega a las salas de cine. (Idoia Zabaleta | FOKU)

Nos gustan las películas “al borde”, aquellas obras que se tiñen de un género sin amoldarse a sus derroteros narrativos, o morales. La semana del 7 de junio, por ejemplo, llega un tándem de comedias que son mucho más que eso... Llevábamos esperando revisitar “Hit Man” de Richard Linklater desde que la liquidamos a carcajadas en el Festival de Venecia, Fuera de Concurso. Recordábamos al tejano por su aura melancólica (“Antes del atardecer”, “Apolo 10½”, “Boyhood”), pero incluso sin olvidar sus fantásticas “Escuela de Rock” o la más reciente “Dónde estás Bernadette”, “Hit Man” nos partía la caja como la mejor de las sorpresas.

Gary Johnson -aquí se llamaría Juan López y le pondría cara Arturo Valls- es un nervioso técnico de sonido trabajando para la policía de paisano que, por accidente, se descubre un fantástico imitador de asesinos a sueldo. Ello le convierte en una pieza clave para el cuerpo, pero también le complicará la vida al enamorarse de una mujer (Adria Arjona) que le ha contratado para que asesine a su marido.

“Hit Man” es a la vez una comedia de enredos convencida, aunque digna del absurdismo de “Los ensayos” de Nathan Fielder, y un thriller a paso ligero que marcha repleto de desdoblamientos y fronteras confusas (como “Nightcrawler”, pero sin machacones compromisos psicológicos). Lo que decíamos, la nueva película de Linklater arrastra antes el enredo que la comedia, aunque uno lleve necesariamente a la otra. Bravo, Gary.

Luego está una comedia que casi lo es, pero que al mínimo reparo se descubre demoledora. Igual que un tema de Vampire Weekend, de ukelele y tristura en las letras. “Ex maridos” es la segunda película de Noah Pritzker, que llegó a Donostia después de verse en los prestigiosos SXSW y Tribeca, y que se eleva desde premisas muy de comedia: Griffin Dune da vida a un padre de dos hijos (James Norton y Miles Heizer) que, en plena crisis tras su ruptura, se apunta al viaje de despedida de soltero que han organizado sus amigos en la playa.

Pero el fin de semana nunca es un desmadre: ni por los amigos, que se limitan a acompañar al novio desde la tranquilidad y el disfrute, ni tampoco por el padre, desamparado pero no revoltoso. Y cuando nada se tuerce, es la tristeza la que se impone. Los hijos, claro está, también llevan su propia mochila emocional, una que no querrán compartir con un hombretón disfuncional y en busca de consuelo…

Como “The Meyerowitz Stories” de Noah Baumbach o “The Adults” de Dustin Guy Defa, Noah Pritzker carga las tintas del drama para dibujar una historieta poscómica, donde los personajes evidencian los bordes absurdos de la realidad no reventándola, sino deshinchándose, abandonando a la intemperie de la vida adulta a su empequeñecido niño interior. Al final, dialogar con el mundo siempre es mejor tirando de mucha comedia, y un poco de todo lo demás.