Xandra  Romero
Nutricionista
SALUD

Cómo facturar a costa de la salud de los bebés

La dietista-nutricionista de 7K alerta sobre los productos existentes en el mercado que se presentan como especialmente diseñados para la alimentación de los más pequeños. Además de ser innecesarios, contravienen las recomendaciones nutricionales.

(Getty)

Cada vez que voy al supermercado y me fijo en algo más allá de lo puramente alimenticio, me quedo perpleja. Siendo madre, en ocasiones tengo que acercarme a los lineales de productos para bebés y, allí, el otro día, me encontré con algo que me enfadó y entristeció profundamente: potitos tipo postre especialmente diseñados para bebés, cuyos ingredientes están completamente contraindicados en todas y cada una de las guías estatales e internacionales de alimentación complementaria. ¿Cómo es posible?

Para entenderlo mejor, lo primero que denemos hacer es explicar que los ingredientes de dicho producto, en orden de presencia en el mismo, son: leche pasteurizada, puré de manzana, azúcar, harina de galleta (curioso ingrediente), zumo de uva concentrado, aceite de girasol y un largo etcétera de aditivos varios.

Según refieren literalmente en la página del supermercado en cuestión, «el postre lácteo infantil de galleta es una opción nutritiva y deliciosa para los bebés a partir de los 8 meses de edad». También se atreven a decir y dejar por escrito que «este postre lácteo está especialmente formulado para cubrir las necesidades nutricionales de los bebés en esta etapa de su desarrollo… siendo una opción equilibrada que proporciona la energía necesaria para el día a día de los bebés».

Para empezar, los bebés no necesitan alimentos «especialmente diseñados para ellos», ya que la alimentación saludable familiar, junto con la lactancia, cubren esos requerimientos nutricionales con creces.

Aunque se les puede ofrecer yogur natural o queso desde los 9-10 meses, siempre en pequeñas cantidades, la leche de vaca entera solo es conveniente a partir de los 12 meses. Además, cuando la lactancia todavía es frecuente, no son convenientes ni la leche de vaca ni derivados, ya que la materna garantiza la aportación de proteínas y calcio, entre otros nutrientes de interés. Por eso, ofrecer un postre lácteo con 8 meses no es lo mejor.

Asimismo, se recomienda no integrar alimentos malsanos, entre los que se incluyen azúcares, bebidas azucaradas y zumos (comerciales o caseros), cacao y chocolate, flanes y postres lácteos (batidos, yogures azucarados y de diferentes sabores...), galletas, bollería, papillas, potitos azucarados y salados. Tanto en la “Guía de alimentación saludable en la primera infancia”, del Comité de Lactancia Materna y Comité de Nutrición de la Asociación estatal de Pediatría, así como en la guía de la Generalitat de Catalunya recogida y publicada por la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición) se afirma explícitamente que se deben evitar los azúcares añadidos y libres en la alimentación de los lactantes y niños pequeños.

Estos productos son todo un despropósito y contravienen todas las recomendaciones nutricionales dedicadas a la primera infancia.