Los grandes festivales y eventos musicales están a la orden del día, y con una afluencia de público multitudinaria que, en algunos casos, llega a sobrepasar a los clásicos deportivos. Así que “a río revuelto, ganancia de pescadores”, y la gente “pica”, por mucho que se advierta de la necesidad de comprar las entradas en sitios oficiales y webs de confianza.

Ante el auge de las estafas, el Parlamento europeo intervino para prohibir el uso del software para la compra de tickets automatizados, los conocidos como bots, tratando de regular el tema de las reventas masivas y también para que los vendedores declarasen si estaban autorizados. Pero, desde que se pronuncia Bruselas hasta que se aplica en los Estados miembros, pasa un tiempo y así nos va.

ALGUNOS CONSEJOS

Los problemas crecen y más con las plataformas en línea, debido al desconocimiento de la mayoría de los usuarios de la necesidad de verificar la autenticidad de las entradas electrónicas, lo que es un gancho perfecto para pescar incautos. No obstante, siempre vienen bien algunas recomendaciones. Por ejemplo, si son entradas físicas, hay que asegurarse de que tengan las características de seguridad legítima, como marcas de agua o sellos especiales. En el caso de los tickets electrónicos, habrá que verificar si el código QR es auténtico o ha sido utilizado previamente, en cuyo caso, hay peligro.

Si se detecta que se trata de una estafa, hay que gestionar el percance directamente en la comisaría o en un juzgado, ya que Consumo únicamente puede orientarnos sobre qué hacer. A veces son procesos que se alargan en el tiempo, pero hay que concienciarse para evitar que la bola crezca. Sin olvidarnos de aplicar el sentido común antes de la operación, aunque, al ejercer de fans, a veces desaparezca y, al bajar la guardia, puedan venir los problemas.