Xandra  Romero
Nutricionista
OSASUNA

Densidad energética: qué es y cuándo importa

Es una costumbre muy generalizada mirar las etiquetas de los productos para comprobar cuál es el aporte calórico que nos aportan. Aunque normalmente la densidad energética esté asociada a dietas restrictivas, también es importante tenerla en cuenta en diferentes estados de salud o en el deporte.

(Getty)

La densidad energética o calórica de un alimento viene prácticamente siempre relacionada con dietas restrictivas u orientadas a la pérdida de peso, tanto si buscamos en internet a “la ligera” como si lo hacemos en páginas especializadas en medicina o nutrición. Sin embargo, la densidad energética de un alimento o de la dieta en su conjunto es mucho más que eso. Es un índice de calidad nutricional que establece la cantidad de energía o calorías que aporta un gramo de dicho alimento o de varios alimentos que conforman una dieta.

El valor de este índice puede ir desde los 0 kcal/g que aporta por ejemplo el agua, hasta las 9 kcal/g que es el rendimiento energético de 1 g de grasa. Pero, como hemos comentado hasta la saciedad en esta sección, la mayoría de los alimentos, por no decir que prácticamente todos, son mezclas complejas de diversos nutrientes en calidad y cantidad y, por tanto, calcular su densidad calórica sin tener en cuenta otros aspectos como la densidad nutricional, no tiene demasiado sentido. Salvo en algunas situaciones, ya que ciertamente existen algunas enfermedades o procesos patológicos que requieren que estas, las calorías de la dieta, sean tenidas en cuenta para, precisamente, todo lo contrario: recuperar o mantener un “peso” y composición corporal concreta. Hablamos, por ejemplo de la desnutrición relacionada con la enfermedad que afecta en Europa a más de 30 millones de personas y que se da frecuentemente en aquellos pacientes que requieren cuidados intensivos, que están afectados por quemaduras e infecciones, o que se han sometido a cirugías mayores, pero también a aquellas personas que pasan por procesos y tratamientos oncológicos o trastornos de la conducta alimentaria. Asimismo, tampoco podemos olvidarnos de algunos deportes que, bien por el desgaste físico o por las temperaturas extremas en las que se practican, requieren un extra calórico.

Un extra calórico sí, pero también teniendo en cuenta que se acompañen de elevada densidad de nutrientes; esto es, alimentos o combinaciones de los mismos que, en unas cantidades más o menos habituales, aporten un extra de calorías y otros nutrientes de calidad.

Algunos alimentos ideales en estos casos son el aguacate y toda preparación que pueda incluirlo como, por ejemplo, utilizar salsas a base de aguacate o acompañar el pan con aguacate chafado. Del mismo modo se pueden utilizar los frutos secos que, además del formato original, es decir, enteros, se pueden usar en crema para mezclar con yogures, tostadas y, como el aguacate, también como ingrediente para salsas. Y, por último, los lácteos enteros y, especialmente el yogur natural estilo griego puede resultar como aliado en estas situaciones, pues puede tomarse tal cual o usarse como salsa o como base láctea para cualquier crema de verduras.