Ocio
El tema de la seguridad, en abstracto, aunque muchas veces necesario, puede tener efectos contraproducentes, o si no que se lo digan a los pasajeros del airbus A320 con el tema de la puerta de la cabina, cuando el enemigo está dentro y no fuera, tema de gran raigambre literaria por otra parte. Ahora el novísimo refugio de Goûter, cita sine qua non y puerta de acceso a la cumbre del Mont Blanc para la mayoría de sus visitantes, corre el riesgo de cerrar este verano por orden de la Prefectura local,, tras un año de funcionamiento, pues no parece cumplir las ordenanzas pertinentes. Dada su localización a unos 3.800 m en pleno terreno glaciar, se exige que en una situación de emergencia (fuego, etc.) se necesitaría para su evacuación de un 10% de guías de montaña certificados, algo que por el momento la Federación de Montaña Francesa no parece capaz de asegurar.
En el fondo lo que subyace aquí es un cambio de concepción de lo que significaba en tiempos un refugio de montaña, hoy día concebido como un establecimiento hotelero (lo que por otra parte, es en lo que se han convertido). No es cuestión de lamentarse de la irrupción con fuerza del estamento administrativo en la alta montaña, solamente de constatar que estos lugares, otrora vírgenes y salvajes, son terrenos sujetos a la economía del ocio y esparcimiento en un mundo cada vez más urbanizado y poblado.